Capítulo 25

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—Me duele la cadera...

Tal vez nos pasamos un poco a noche, o tal vez no, pero a pesar del dolor no me quejare, fue una noche muy placentera para ambos, aunque creo que el libido combinado de ambos es peligroso...

Decir que lo hicimos toda la noche seria mentir, pero aguantamos, o mejor dicho ella aguanto hasta las cuatro de la mañana.

—Te amo ¿eh?

Creo que nadie nunca me dijo esas palabras a parte de mi Mamá y mi Papá, mi corazón se aceleraba con solo repetirla en mi cabeza y cada vez que me lo decía anoche solo me daban mas ganas de cogerla por lo que se volvió un circulo vicioso.

—Se me va a enfriar la comida, mejor dejo de pensar.

Actualmente me encuentro desayunando en la cocina, estoy transformado en Beelzemon, de lo contrario, creo que ni podría caminar. 

Abuse de mi propia resistencia, y de lo poco que dormí, cuando intente levantarme mis caderas dijeron: Olvídelo amigo, olvídelo amigo, nadie lo mando a coger tanto a su furra amigo.

—Creo que no lo haremos por un rato, por el bien de ambos.

Los recuerdos de la noche aún estaba presentes, a eso de la una de la mañana Rena perdió la razón, y solo balbuceaba incoherencias que no podía entender, pero a las cuatro fue cuando se desmayó, desde entonces dormí lo que pude lo cual tampoco fue mucho. Actualmente son las ocho de la mañana y debería tener una pea de sueño trifásica pero no, solo un dolor horrible en la cadera.

—Debo comprar más condones... joder como diablos nos acabamos todos...

Acabamos las dos cajas, solamente me quedaba uno y lo tenía en mi mano girándolo como un rehilete con unos soplidos.

Termine de comer y lave las cosas, para después tomar mis llaves, mi Digivice y mi teléfono he ir a la puerta, pero al salir me la lleve por delante... otra vez.

— ¡Auch! Eso duele joder, debo bajar mi cabeza de las nubes si no es capaz que me haga un chichón.

Aún no me acostumbro del todo, para poder pasar la puerta con este cuerpo debo agacharme ya que mido 2,50 metros, Rena en su forma de Taomon es enorme con sus 2,30 metros, ambos si saliéramos así seriamos una pareja normal de gigantes.

—Bien es hora de hacer unas cuantas compras.

Mencione que amo poder volar ¿no? Bueno ya lo saben, puedo ir rápidamente a donde quiera, y sin estar atorado en el tráfico y sin tener que caminar, solo debo volar y ya, y tampoco es como que tenga que estar centrado en aletear, mi cuerpo lo hace casi que por instinto, es como respirar.

—Que bien se siente la briza en la cara.

Aún es temprano, pero el sol ya se elevo lo suficiente para calentar el aire.

Tras pocos segundos divise la tienda donde siempre compro para descender y entrar.

La cajera me vio algo extrañada o mejor dicho, se llevo tremendo susto, supongo que es porque no tengo un Tamer conmigo, yo solo sonreí y la salude con la mano.

Tome una de las canastas de plástico y me dispuse a buscar lo que ya escaseaba en la casa que con lo tragona de mi bola de pelos, es una lista considerable.

Luego de comprar lo que necesitaba llegue con ella para pagar, y tome cuatro cajas más para tener reservas.

Ella me vio curiosamente y luego me cobro por todo, pague y salí con todo en una bolsa de reciclaje... ¿qué? me preocupa el planeta, si bien la gente esta recapacitando, me gusta poner mi grano de arena en esto antes de que la Ira de Gaia nos mande a todos a la mierda.

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