Capítulo 94

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Narra Rena.

Frente a mi estaba una persona que de verdad no creí ver aquí.

— ¿¡Qué haces tú aquí!?

—Es bastante obvio el que hago aquí.

— ¿Qué es lo que planeas...?

—Es bastante sencillo la verdad. Si tú no estás, Arthur por fin podrá mirarme solo a mí, es simple.

—Estás loca si crees que eso funcionara Ange. —Queje al forcejear sin conseguir nada.

—Puede que este loca, pero estoy loca por él.

—Recapacita Ange, con esto no ganaras más que su odio.

— ¡Eso no lo sabes tú!

— ¡Es precisamente porque lo conozco que lo sé!

— ¡Cállate!

Con solo ver sus reacciones sé que no estaba en sus cabales, Ange tenía una obsesión muy grande que llego al punto el trastorno.

— ¡Arthur debería amarme a mí no a ti, solo eres un estorbo, si tu no fueras aparecido, el estaría conmigo!

—Eres una perra si crees que dejare que te acerques a mi marido.

—Perra no, perrísima. Arthur se dará cuenta que soy la mujer para él cuando tú ya no estés, y en cuanto a la mocosa, ya veré que hacer con ella.

— ¡Ponte una mano encima a nuestra hija y Arthur mismo te matara!

—Jajajaja le estaría haciendo un favor, esa mocosa es solo un peso para él.

­Esta maldita, acaba de decirle a mi hija estorbo.

—Cuando me libere de aquí Ange te voy a partir toda la cara a golpes.

—Ya quisieras. Sé que Arthur en algún momento se dará cuanta de donde estas, y lo estoy esperando, cuando llegue lo drogare como a ti y me lo llevare de aquí al igual que te llevaran a ti.

—Eres una maldita.

—Soy una mujer enamorada.

— ¡Una enferma eso es lo que eres!

— ¡Que sabes tú de eso, si nunca has visto cómo te quitan al amor de tu vida delante de tus ojo!

No creo poder razonar con ella, pero si hacer que se encabrone.

—Ya te dije lo que tenía que decirte, ahora, es solo cuestión de que mi Arthur llegue.

—Jajajajajajajaja!

—De que te esats riendo tu pulgosa.

—De la hironica que es la vida sabes, se supone que tu, eres la angel, la chica pura y amable, y mira como resultaste ser, en cambio, mi mejor amiga, una LadyDevimon, debería ser mala, cruel y despiadada, cuando es un encanto de persona.

— ¿Y eso que tiene que ver en todo esto?

—Que ella tuvo sexo con mi esposo con mi consentimiento.

Note claramente como eso la desequilibro.

—Q-Qué?

—ASi es, me di cuenta de que ella estaba enamorada de mi Arthur, asi que decidi compartirlo con ella una vez, y darle la experiencia de ser amada físicamente por mi Arthur.

—Mentira...

—Claro que no. Ella pudo tocarlo, besarlo, ser una con él en la cama, mi esposo la lleno de amor por horas mientras ella lo miraba con amor y gemía de placer.

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