Capítulo 39

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Ese día les explique todo lo que debían saber, les deje lo que para mí sería lo más cómodo y sencillo para ellas, por mi lado, a mí sí que me tocaba partirme el lomo trabajando, cortar leña, sacar a los caballos, arrear al ganado, bañarlos, revisar los cultivos, arar la tierra, alimentar a los animales etc, etc, etc.

El primer día, empezaron con grandes energías, a pesar de que hice que se despertaran a las cuatro treinta de la mañana, ni siquiera había salido el sol, pero ya los gallos estaban cantando.

Lucia estaba tan dormida que se llevó la puerta por delante, lo cual ayudo a que espabilara.

Las ayude un poco a agarrar el ritmo, lo más difícil fue que le tomaran confianza a las vacas para poder ordeñarlas, porque recoger los huevos de las gallinas era sencillo.

Poco a poco fueron tomando el ritmo, aunque la cara que Lucia ponía era demasiado graciosa, aunque no pude disfrutarla mucho porque debía ponerme en marcha.

Para dejar claro hice todo con mi forma humana, no quería asustar a los animales con mi otra forma, además de que me gusta trabajar aquí, así me deje completamente agotado.

Deje lo más difícil para la mañana, así la tarde me la podía tomar con más calma.

Para las dos de la tarde me encontraba echado en el sofá de la sala tratando de recuperar las energías.

— ¿Estás bien?

A mi lado estaba mi hermosa novia tocándome la mejilla para ver si seguía vivo.

—Olvide lo duro que era esto, pero no debo estar quejándome, ¿cómo les fue a ustedes?

—Ya terminamos, fue divertido corretear a las gallinas.

—Qué suerte la suya, yo aún tengo que bañar a los caballos he ir por leña.

— ¿Te podemos ayudar Arthur?

— ¿Quieren bañar a los caballos?

— ¿Es difícil?

—No, pero es algo difícil, ya que tienen que hacerlo con cuidado y peinarlos también, y hablarles, para que se mantengan tranquilos, y no se alteren. Los caballos nos ven como sus iguales, así que si sin amables y tranquilas ellos responderán a eso.

— ¡Queremos hacerlo!

—Ok, déjenme descansar un poco los brazos, y vamos.

— ¡La comida esta lista! —Llamo Lady.

—Qué bueno Lady me muero de hambre.

La comida de Lady es muy buena, y ni energías tengo para ponerme a cocinar.

Tras una buena comida y de descansar un poco, regresamos al trabajo.

Mi abuelo tiene diez caballos incluyendo a SombraGris, seis yeguas y cuatro machos, bañarlos no es difícil, pero se debe hacer con paciencia, ya que hay que lavar bien su pelaje y peinarlo para que no se enrede ni nada.

Nos tomó más de dos horas bañarlos a todos, para después dejarlos ir a correr por el prado.

—Eso fue difícil.

—Me duelen las manos.

—Para mí no fue tan difícil.

—Linda, básicamente, tú haces eso con tu pelaje todos los días.

—Me descubriste Cariño.

—Bien, pueden regresar a la casa, yo iré por la leña.

—Iré contigo Arthur. —Sonrió Lucia.

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