Capítulo 34

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Todo dentro de su boca era oscuro y olía a pescado podrido, ignorando eso volé hasta pasar por su garganta.

—Por aquí debe haber algo blando y fácil de dañar... hmmm eso de allí promete.

Apuntando mi Blaster y mi arma al frente, empecé a disparar sin tregua a todo lo que veía, enseguida el olor a quemado me llego a la nariz, y pude oírlo quejarse desde adentro.

— ¡Ni siquiera tus glóbulos blanco, ni las plaquetas te ayudaran con eso bastardo! ¡Yo soy el cáncer que te matara!

Dispare varias veces antes de cargar mi cañón de plasma al máximo para disparar a lo que ya había dañado.

Eso lo hirió, lo hirió mucho, pero no era suficiente como para matarlo.

—A este paso acabara con la ciudad antes de que yo lo acabe a él, piensa, piensa...

Necesitaba un punto débil, algo que lo destruyera de una vez por todas.

—Su cerebro...

Esta cosa es un lagarto, y según se, los lagartos tienen su cerebro entre los ojos y el cuello.

—Solo debo buscar la ubicación y meterle un buen disparo.

Lo que no sabía, es que afuera era un gran alboroto, había empezado a moverse destruyendo lo que estuviera a su paso, casa, edificios, calles, autos, todo quedaba hecho añicos en su camino.

— ¡No podemos detenerlo, a este paso acabara con todo!

— ¡Va a lanzar otro ataque de agua!

— Rous es momento de que te pongas seria.

Ella asintió al momento en que su cuerpo brillo y paso a su modo explosivo, ese modo en ella es temporal, por lo que se lo guarda para las peleas.

Con un gran salto se posó cerca de su boca para con su gran látigo cerrársela impidiendo así que el agua saliera de ella.

Posando su ojo bueno sobre ella intento atacarla aplastándola con la quijada pero ella fue más rápida.

— Arthur se está tardando mucho, debo ir a buscarlo.

— ¡Estás loca, eso sería suicidio Rena!

— ¡Pero Arthur esta allá adentro!

— Él debe estar bien, no moriría por algo así, ten confianza.

Y como apoyando a las palabras de King, la gran bestia dejo de moverse para estar quieta, su ojo se perdió en su cuenca y su pesado cuerpo cayó al suelo haciendo que este temblara.

— ¿Qué paso...?

— ¿Lo derrotamos?

— No, no fuimos nosotros... ¡miren!

Varios rayos de plasma salieron atravesando su cráneo y coraza justo atrás de la cabeza dejando un humeante agujero.

—Guacala... me llene de fluidos cerebrales que asco...

Use el mismo agujero para salir, y ver la destrucción que había dejado Leviamon.

— ¡Tch! ¡me tarde mucho! —Queje al momento que esa cosa que me cubría me entraba en la boca. — ¡Carajo que asqueroso!

Apreté los puños de rabia, pero al menos ya lo había detenido, en cuanto me pare bien sobre su cuerpo, este se desintegro haciendo que callera en el suelo donde antes estaba su cuerpo, para ver como los datos se disipaban entre todo los Digimon del área.

—Uno menos...

Con eso en mi cabeza mire al cielo, hasta escuchar la voz de alguien.

— ¡Arthur!

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