Liam abrió silenciosamente la puerta oculta que comunicaba su cuarto con él de Leia. Recordaba haber extorsionado al pobre Sulen, el asistente de su padre, para mandar hacer aquella puerta sin que su familia supiera. Aunque era muy tonto haberla puesto, ya que la habitación quedaba a lado de la otra.
Pero parecía que Liam había previsto que en momentos como este. Sería mejor que nadie supiera que estaba entrando ahí. El idiota de su primo Bastian había ido a cambiarse a su casa y dejo a una de sus criadas cuidando la puerta para que Liam no la molestara.
Liam la miró, estaba acurrucada y hecha una bolita en la cama tan grande. Se había cubierto con algunas mantas, parecía fruncir el ceño un poco y hacía puchero. El corazón de Liam se estrujo. Se sentó a su lado y le acarició el rostro con delicadeza y ternura.
Leia empezó a moverse un poco y su gesto se suavizó. Liam se acostó por completo a su lado y la acunó en sus brazos sin dejar de acariciarle el rostro. Ella se acercó más a él buscando su calor.
—Liam... —susurró ella.
El corazón de Liam empezó a saltar de alegría.
—Mi amorcito —la abrazo con cariño y olfateo su cabello—. Ah, no sabes cómo extrañe esto.
—Uhmm.... —Leia seguía hablando en sueños.
—¿Por qué quieres dejarme eh, malvada? —Liam sonrió—. Voy a seguir el consejo de mi tío Alan y te voy a encerrar en una torre solo para mí.
—Liam...
—Acá estoy —Liam le acarició la nariz—. Y siempre lo estaré.
Leia se removió un poco más y empezó a abrir sus ojos con dificultad. En medio de su somnolencia pensó estar soñando estar en los brazos de Liam.
—Dime que no moriste en esa explosión y ahora tu alma me está visitando —dijo Leia.
—Morimos los dos —Liam le siguió el juego—. La explosión nos llegó a todos, aunque intente salvarlos.
Leia se apretujo más a él.
—Entonces... ¿Estamos en el cielo?
—En nuestro cielo —Liam sonrió—. Los dos juntos y abrazados para siempre...
Leia también empezó a acariciarle el rostro. Liam noto que sus ojos empezaban a llenarse de lágrimas.
—Realmente odio que llores, mi corazón.
—Lo siento.
Liam la besó con delicadeza. Ella le respondió con el mismo afectó.
—No quiero despertar nunca —exclamó ella afectada.
—¿Por qué? —Liam seguía besando su rostro, limpiando sus lágrimas—. Yo te quiero de igual manera.
—Pero no podemos estar juntos —susurro con dolor.
—¿Por qué? —Liam le sujetó el rostro y la miró seriamente—. ¿Por qué no podemos estar juntos?
Leia lo atrajo nuevamente para besarlo, pero ella lo beso con más energía. Quería sentirlo lo más posible, aunque sea en sueños.
—¡Oigan! —Bastian grito furioso.
Los dos se separaron sorprendidos, Leia se levantó extrañada, miró a Bastian y después a Liam.
—¿Cómo has entrado? —Bastian señaló a Liam—. ¡Sabes que no puedes pasar tiempo con ella aun!
—Solo quería saber si estaba bien... —sonrió Liam apenado.
