Todos sonreían y levantaban sus copas. Taylor se sorprendió lo fácil que se superan las cosas en ese lugar. Hace tan solo dos días, un hechicero casi la había matado y casi secuestra a Odette. Ahora todos contaban la situación como si una mosca cualquiera los hubiera fastidiado.
Miró a su novio a su lado, contando del hechicero que los había atacado en el bosque mágico de Finlandia. Sus tíos se sentían cautivados por lo bien que lo relataba Theo.
El Rey palmeó la espalda del tal señor Jaime. A Taylor no le caía bien del todo, no era que le tuviera resentimiento de cómo le había hablado la vez pasada, pero había algo en el que no le cuadraba por completo. Su sentido de cazadora le decía que no bajará la guardia con él.
—Vamos Jaime, date algo más de crédito —hablo Oliver—. Hiciste un trabajo excelente exterminando a esas alimañas.
—La que los atrapó fue Catrina —habló Jaime—. Deberíamos brindar a su nombre.
—¡Un brindis por mi talentosa esposa! —grito Alex besando la mejilla de Catrina.
Todos brindaron en nombre de la vampiresa y Taylor se sorprendió de notar a una vampira de su calibre parecer tímida.
—¡Otro brindis por mi hija Odette, que está sana y salva! —exclamó Dylan.
Todos volvieron a brindar.
Theo apretó su mano debajo de la mesa, Taylor miró a su rostro sonriente y le devolvió el gesto.
—Deberíamos brindar en nombre de Taylor —dijo Odette alzando su copa.
Taylor la miró sorprendida e incómoda, ya que todos en la habitación la miraban.
—No... —Taylor intentó evitarlo, pero Odette fue más rápida que ella.
—Sin ella, yo definitivamente no estaría aquí —brindo Odette con ojos llenos de agradecimiento—, luchó con todas sus fuerzas para salvarme.
—¡Viva Taylor! —grito Noel, ya un poco ebrio por su poca resistencia al alcohol.
Lo siguieron en el brindis y Taylor sonrió falsamente.
—Aunque es por ella que Odette salió del palacio, pero quien se fija en los detalles ¿verdad? —habló Estefan con malicia.
Gabriela soltó una pequeña risa, pero la mayoría lo miró mal.
—Yo hubiera salido de todas maneras esa noche —la defendió Odette—. Lo de Taylor fue una excusa.
—Además que ese hechicero había estado rondando el lugar en su espera —hablo Jaime—, aunque todo se hubiera manejado mejor si Odette no se hubiera sacado la pulsera, que por cierto es a prueba de agua, tal vez hubiéramos llegado con más prontitud.
—Ya se disculpó y eso es lo que importa —habló Oliver enterrando el tema, al notar que Dylan iba a defender a su hija—. ¿A qué hora te vas Estefan?
—Nos vamos en cuatro horas —dijo Estefan mirando primero su reloj y después a Joon—. Nos espera un viaje realmente largo.
—Yo voy a tomar alguna pastilla para dormir y descansare todo el viaje —dijo Joon—. Mi tío nos esperará en el aeropuerto.
—Debimos acompañarlos —se lamentó Alex—. Deberíamos hablar formalmente de su compromiso.
—Bueno, creo que primero el tío de Joon debería enterarse que somos mates —gruño Estefan.
Joon lo miró con mala cara.
—¿Como? —Alex miró a Joon sorprendido—. ¿Todavía no se los has informado?
