CAPÍTULO 11.- segundo fragmento

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—Es una pena que seres con tanto poder como ustedes se desperdicien de ese modo —Agares empezó a bajar un poco para estar más cerca de ellos—. Ustedes serían muy útiles para mí...

—Tu tiempo está pasando demonio inmundo —Dylan empezó a activar sus poderes de nuevo, Catrina lo imito—, tendrás que matarnos porque preferimos la muerte antes que servirte, así que es mejor que vuelvas del agujero donde estabas metido y nos regreses al imbécil de Alan.

Dylan creyó notar una sonrisa en el rostro de Alan, pero con esa nueva y fea cara no estaba seguro.

—Esto fue su elección —dijo Agares—. Sean consecuentes con sus palabras.

Antes de que Dylan pudiera pensar en algún insulto o replicarle, grietas horribles aparecieron en el suelo provocando un gran temblor a sus alrededores. Catrina y Dylan se elevaron rápidamente usando sus poderes, espectros de fuego empezaron a salir de aquellas grietas. No eran los convencionales espectros en forma lobuna que solía invocar Alan, estos espectros tenían formas humanoides deformes y parecían más rápidos.

Catrina empezó a aparecer grandes cantidades de agua para poder detenerlos mientras Dylan empezaba a crear una onda expansiva para poder esparcir más el agua. Con lo que no contaban es a Agares impulsándose directamente hacia Catrina, llegando con brevedad a ella y cogiéndola del cuello. Dylan había intentado ayudarla, pero se distrajo y no vio cuando unos espectros lo alcanzaban y lo arrastraban al suelo.

Catrina y Agares dieron vueltas en el aire luchando uno contra otro. Agares pudo posicionarse detrás de Catrina, arañándola con sus garras y buscando la manera de cortar aquella piel dura como el metal. Logro destrozarle un ojo y ella grito del dolor. Dos espectros de fuego en forma de gárgolas sujetaron las piernas de Catrina y Agares empezó a usar su fuerza para arrancarle la cabeza.

Catrina pensó que era su fin hasta que Dylan, después de haberse desecho de los espectros le lanzó una bola de poder a Agares, haciendo que saliera repelido del cuerpo de Catrina. Ella pateó a las gárgolas de fuego y se dejó caer al lado de Dylan. Agares soltó un sonido espantoso, como una especie de gruñido de un animal grande y atroz. Los dos entendieron que había sido una especie de llamado porque más espectros horripilantes salían de aquellas grietas.

—¿Estás bien? —Dylan miró preocupado a Catrina.

—Me tomará un rato regenerar mi vista...

Dylan sacó un parche para cerrar heridas de su pequeño canguro interno, se lo dio a Catrina mientras esta intentaba repeler espectros con gigantescas piedras.

—Gracias —Catrina se puso el parche como pudo en la piel desgarrada—, si me quedo ciega pareceré pirata.

Dylan sonrió, aunque creía que debía estar asustado.

—Creo que adelantaremos el paso del agua bendita —dijo lanzando otra onda de poder que los hacía retroceder—. Era más genial cuando Alan usaba sus poderes en contra de los demás y no en contra de nosotros.

—¿Ahora? —preguntó Catrina desanimada.

—¿Tienes otra idea para hacerlos retroceder?

—Está bien, lo que digas.

Dylan sacó una botella con líquido brillante y mediano de un bolsillo. Catrina hace algunos años practicando y probando sus poderes, descubrió que no solo podía hacer aparecer agua o moverla de algún lugar, podía tomar un líquido en específico y reproducirlo en grandes cantidades.

Aunque anteriormente solo lo había usado para multiplicar el vodka de Oliver. Ahora lo usaría para multiplicar el agua bendita con el concentrado de lágrimas de la pobre Odette. Dylan tenía la esperanza de que pudiera dañar a Agares.

HEIRS OF THE RISING KINGDOMWhere stories live. Discover now