CAPÍTULO 27.- primer fragmento

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Bastian caminaba de un lugar a otro mirando aquel niño en los brazos de Merit.

—No creo que podamos ocultar al niño mucho tiempo —dijo Merit mirando seriamente a Bastian—. Mi doncella no quiere cuidarlo más, al parecer todas las demás empleadas no le creyeron que es un sobrino encargado.

—Mi tío ya debería haber llegado —habló Bastian muy preocupado—. En cualquier momento me llamaran para irnos y creo que será momento en que le diga toda la verdad a mi papá.

Tocaron la puerta, la doncella de Merit ingresó diciéndole algo solo a Merit. Bastian asintió cuando Merit le informó que su padre la solicitaba y se quedó con el niño a solas.

Bastian puso al niño casi dormido sobre su cama y lo observó. La preocupación empezó a embargarle en grandes cantidades al entender que su tío Alan debía estar capturado o muerto.

No, no está muerto, pensó Bastian intentando calmarse a sí mismo, si estuviera muerto mi tía Lucy también lo estaría y mi papá ya hubiera estado al tanto de una noticia de ese calibre.

Así que Alan debía estar capturado y en peligro, Bastian se levantó de la cama al cerciorarse que el niño ya estaba dormido y empezó a recorrer su habitación de nuevo.

Creía que debía llamar al reino e informarle a su tío Oliver de inmediato, tal vez debería llamar a Bael para decirle que su padre podría estar en mucho peligro.

¿Quién más que sus hijos semidemonios para venir a rescatarlo?

—Parece que te fuera a dar un derrame cerebral —dijo Alan por la ventana apareciendo súbitamente.

Bastian grito del susto.

—¡Tío Alan! —Bastian se masajeo el pecho—. ¡Estás vivo!

—Cállate maldita sea —siseo Alan—. Podrían escuchar mi nombre idiota.

—Pensaba que estabas capturado —dijo Bastian empezando a tranquilizarse—. Ya estaba a punto de llamar al reino y decirle todo a mi papá.

—Me había olvidado de que te ibas —dijo Alan—, por eso me demore.

—¿Todo salió como esperaba? —le cuestiono Bastian interesado—. ¿Puedo preguntar que fue hacer?

Alan camino hacia el niño tomándolo en sus brazos.

—No, no puedes —gruño Alan—. Lo que vine a hacer ya se cumplió, partiré de este país mañana.

Bastian asintió sin contener su curiosidad.

—¿La señora que lo acompañaba está bien?

—Eso a ti no te incumbe —dijo Alan sin paciencia—, lamentablemente está ilesa.

Bastian sonrió.

—Tengo algo para usted tío...

Bastian tomó un estuche de su mesa de noche.

—Tiene algunas pócimas curadoras por si las necesita y todo el dinero que pude sacar del cajero —dijo Bastian entregándole el estuche a Alan.

—Te devolveré el dinero cuando esté nuevamente en el Reino —dijo Alan tomando el estuche.

—No es necesario —dijo Bastian con una gran sonrisa—, espero de verdad verlo nuevamente ahí lo más pronto posible, su familia lo extraña mucho.

Alan le brindo una breve sonrisa y salió por la ventana con un pequeño adiós.

Bastián se tumbó en su cama con felicidad, pero a la vez inquietud, de todo corazón esperaba que todo le saliera bien a su tío.

HEIRS OF THE RISING KINGDOMWhere stories live. Discover now