—Intenta hacer el trazo más delgado —le indico Rosali mirando su trabajo—. El color que escogiste está muy bonito.
Leia sonrió, sólo estaba pintando una simple flor, pero estaba pasándola bien con la Reina.
La Reina era, a comparación de la demás familia de Liam, la que más tranquilidad le transmitía, siempre era atenta y muy amable con Leia.
Parecía que la Reina la entendía.
Leia se dio cuenta que Liam había sacado la sonrisa contagiosa de su madre.
—¿Qué tal tu primera semana aquí en el palacio?
—Muy bien —sonrió Leia—. Me perdí un par de veces, pero fue divertido conocer nuevas partes del palacio.
—Recuerdo que cuando llegué aquí también me perdí en varias ocasiones —Rosali le devolvió la sonrisa—, y me sentía muy contrariada tener personas a mi alrededor dispuestos a atenderte en lo que sea, pero poco a poco me fui acostumbrando. Verás que serás muy feliz aquí. Yo lo soy.
—¿Es verdad que usted no sabía que era una mujer loba poco antes de llegar aquí?
Rosali asintió con nostalgia.
—Es todo una historia de novela —Rosali empezaba darle toques a su propia pintura—. Algo larga y enmarañada, ¿te gustaría escucharla?
Leia asintió entusiasmada.
En los libros de historia que tomaban las últimas décadas, mencionaban la importancia que tenían la reina y su hermano en los cambios políticos en la vida de los hombres lobos de todo el mundo, pero solo contaban acontecimientos puntuales.
Escuchar la historia desde la perspectiva de una de las que lo vivió sería grandioso.
Rosali iba a empezar a hablar antes que un sonido estridente de algún vidrio rompiéndose a lo lejos hizo que las dos voltearan.
Un lobo dorado como el oro arremetía contra un lobo color café.
—Creo que Jose y Liam están jugando —dijo Rosali intentando verlos a larga distancia—. Son tiernos.
Leia también agudizó la vista. Cuando vio que el Lobo de Liam parecía morder al lobo de Jose con saña, no pensó que estuvieran jugando.
—No creo que estén jugando, su majestad —dijo Leia preocupada.
Rosali se quitó el mandil que traía puesto para entregárselo a Leia para después transformarse en su majestuosa loba blanca.
Se acercó rápidamente a los dos lobos y se dio cuenta que Leia tenía razón, Liam parecía querer matar a Jose, pero este lo esquivaba con facilidad, ya que Jose tenía mucha más experiencia con su lobo.
Rosali se interpuso entre los dos gruñéndole a Liam.
Este paró de inmediato sin dejar de gruñir a Jose.
—¡¿Y a ustedes qué les pasa?! —habló Rosali con los brazos como jarras después de transformarse nuevamente a su forma humana.
Jose y Liam hicieron lo mismo.
—¡Jose beso a Leia, mamá! —dijo Liam acusadoramente.
Rosali se volvió hacia Jose mirándolo de forma asesina.
—¡Yo no la bese! —Jose se defendió—. ¡Ella me beso a mí y fue antes de que ellos se conocieran!
Justo en ese momento llegaba Leia corriendo y a punto de desmayarse por el esfuerzo de correr tanto.
