Estefan miró con cautela a Joon, este parecía perdido en sus pensamientos en vez de estar leyendo el libro que tenía en la manos.
—¿Pasa algo? —preguntó el semi demonio inquieto—. Pareces alterado por algo.
—No estoy alterado, sólo preocupado por algo que ni yo mismo entiendo —dijo Joon dejando el libro sobre el escritorio donde estaba sentado.
—¿De qué? —preguntó nuevamente Estefan acercándose a su mate con un par de libros que había seleccionado de un estante.
En ese momento se encontraban en la biblioteca del palacio, ese espacio ocupaba una gran parte del palacio y estaba abastecido con miles de libros que fueron recolectados por los diferentes reyes que ocuparon con anterioridad el puesto.
—Creo que ayer volví a soñar con el pasado —contestó Joon algo extrañado—, pero no lo recuerdo muy bien, algunos retazos de ti hablando con otro hombre, pero este parecía ser tu amigo y te decía que estábamos en peligro.
Estefan suspiro, Joon tenía sueños renuentes donde siempre derivaba en que ellos estaban en peligro.
—Pero lo que más me llama la atención de ese sueño —prosiguió Joon—, es que mencionó a tu tío Alan.
Estefan se sobresaltó.
—¿Mi tío Alan?
—Si, bueno... no tu tío, sino su demonio —contestó Joon—. Este hombre con quien hablabas como si fuera un viejo amigo hablo de un tal Agares, que supuestamente había venido aquí, a la isla oculta de los licántropos y que alguien murió, desde ahí no tengo más recuerdo del sueño, todo está muy confuso.
Estefan se sentó enfrente de Joon y los dos se quedaron en silencio, cada uno reflexionando.
—Si ahora intentan traer más demonios... —argumentó Estefan—. Es posible que en el pasado también hubiera más demonios que el demonio de mi tío Alan y el mío, si nuestros demonios son hermanos, debió haber primos o tal vez más hermanos, yo que se.
—¿Dices que el de mi sueño era otro demonio?
—¿Quién más podría haber encontrado a mi demonio en el pasado y hablarle de su hermano? —argumentó Estefan—. Debía ser uno de los suyos.
—Pero si el demonio de tu tío Alan ya había venido en el pasado aquí al reino de los hombres lobos, ¿No debería haber algún registro de eso? —dijo Joon.
—Tienes razón, pero eso debió ser hace siglos, cuando apenas había surgido este lugar...
Estefan se levantó de repente y miró a todos lados como si estuviera buscando algo.
—¿Qué estás viendo? —le pregunto Joon.
—Hay una parte donde están todos los libros más antiguos, sé que hay diarios de antiguos reyes, registros de antiguos miembros del escuadrón y todo ese tipo de cosas, así como también hay registros de cómo fue este lugar cuando lo fundaron —le explico Estefan—. Si hubo un demonio antes que mi abuela, debe haber indicios ahí.
Estefan empezó a caminar con prisa y Joon lo siguió adentrándose a la parte más olvidada de aquella inmensa biblioteca.
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