CAPÍTULO 12 .- tercer fragmento

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Dylan revisó reiteradas veces las dos hojas con instrucciones y explicación del hechizo. El cual consistía en usar los lazos afectivos y sanguíneos que los mantenían sujetos a este plano. Dylan no sabía exactamente que era la cosa viva dentro de los dos, pero sabía que Alan y Lucy tenían una conexión de mates muy fuerte y sin igual, el alma de cada uno desistía a soltar a la otra, así que podría decirse que era eso los que lo mantenía medianamente vivos.

El intentaría usar aquella conexión para traerlos de nuevo, usaría la sangre del fruto de su amor en sacrificio, que básicamente era apuñalar a Bael y usar su sangre, aunque obviamente no lo apuñalaría en una zona peligrosa, intentaría apenas dañarlo lo suficiente para poder sacarle la sangre necesaria. Nada que no se pudiera solucionar después.

Usaría también la conexión de cada hermano, hermanos de la misma madre y padre, la misma sangre, la misma raíz para poder traer sus almas y lobos completamente.

Empezó a recitar el hechizo mientras miraba como unas grandes letras de runas brillantes aparecieron por las paredes de aquel lugar, podía sentir su poder mágico emanando por todo su cuerpo. El poder de aquel hechizo era tan poderoso, pero a la vez tan inestable. Si algo salía mal, podría tener terribles consecuencias.

—Entrego la sangre de su primogénito como sacrificio y muestra del amor que tuvieron en esta vida... —recito Dylan apuñalando a Bael.

Bael intento no gritar de dolor, intentaba mentalizarse en no sentir nada, pensaba que, si una caída de un precipicio no lo había matado, no lo haría un insignificante corte tampoco.

Dylan roció la sangre de Bael sobre Alan y Lucy sin dejar de recitar su conjuro, también dibujó con la misma sangre un círculo sobre las frentes de Oliver y Alex. Estos luchaban por no abrir los ojos, aunque podían sentir como poco a poco entraban en un trance.

No se dieron cuenta cuando empezaron a levitar con los cuerpos de sus respectivos hermanos.

Liam estaba totalmente pasmado, veía como todos estaban levitando gracias a la magia nebulosa y brillante de su tío Dylan, que tenía el característico color azul que también se podían ver en las runas en las paredes.

Las estrellas dibujadas en el suelo se prendieron en un fuego también azul metálico. Liam tan valiente como siempre, sujeto la mano de su tío Jaime para sentirse acompañado, su tío puso los ojos en blanco.

Soltó un grito cuando Dylan empezó a gritar las últimas partes de su hechizo alzando las manos y pareciendo poseído.

El príncipe heredero abrazó a Jaime cuando vio una especie de sombras apareciendo y parecían danzar en las paredes. Escucharon risas estridentes y Liam casi saltó sobre Jaime.

—¿Qué...qué son esas risas tío? —tartamudeo Liam.

—No tengo idea —dijo Jaime empujando a Liam—. Compórtate.

Liam abrazo a su tío Matt ahora.

Dylan se cayó, junto a todos los ruidos extraños y sin sentido de la habitación. Hubo un destello que hizo a los tres cerrar los ojos, pero cuando lo abrieron, se dieron cuenta que todos habían caído al suelo abruptamente.

Liam se lanzó hacia Bael para darle la poción que lo sanaría de la herida, se la dio como pudo. Bael parecía despertar de un trance.

Matt corrió hacia Dylan y Jaime fue a ver como estaban Oliver y Lucy.

—¿Cómo te sientes? —Liam miró a Bael con un gesto de dolor—. ¿Duele?

—Creo que he estado mejor —asintió Bael—. ¿Mis papás...?

HEIRS OF THE RISING KINGDOMDonde viven las historias. Descúbrelo ahora