CAPÍTULO 22.- primer fragmento

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—¡Jeremy tranquilízate! —Rosali abofeteó a Jeremy—. ¡Ella va a estar bien!

—¡Yo también soy doctor! —Jeremy luchaba con los brazos de Oliver y Jose que le sostenían—. ¡Evangeline!

—Jeremy ya basta —Rosali le miro molesta—. La razón por la cual no estás ahí dentro es porque cuando nació Bruno te pusiste tan irracional que apartaste a todo el mundo y no dejaste que asistieran a Eva porque querías hacer todo tú solo, Evangeline ha dejado instrucciones de que tu no estés en el parto esta vez.

—Pero... —Jeremy miraba implorante a su hermana—, pero...

—No —Rosali lo señaló—. Yo la acompañaré y te llamaré cuando termine el parto.

Rosali ingresó a la clínica interna del palacio, donde ya estaba Lucy acompañando a su hermana. Jeremy se dejó derrumbar.

—Vamos viejo, ella se pondrá bien —dijo Jose intentando tranquilizarlo tocando su hombro.

—Dylan y Odette están en camino —dijo Oliver tan bien nervioso por su menor hermana—. No va a pasar nada, no te preocupes. Eva es fuerte y ya ha pasado por esto antes, sabrá qué hacer.

Leia que hasta el momento había estado totalmente callada, en un rincón viendo todos los acontecimientos, estaba muy sorprendida de ver a Jeremy tan fuera de sí.

Para ella, que Jeremy era su doctor y le conocía más en esa faceta, era sorprendente ver como alguien que siempre era tan calmado y seguro de sí mismo parecía un niño pequeño y asustado.

Tuvo una idea, se encaminó hacia la habitación de la princesa Evangeline con prisa y cuando volvió le brindó a Jeremy una manta que tenía el olor de ella impregnada.

—Tiene su olor —dijo ella con timidez—. Tal vez esto...

Jeremy abrazó a Leia en modo de agradecimiento y se aferró a la manta como un infante.

—Lauren está cuidando del pequeño Bruno y está atenta a los demás niños junto a las niñeras —dijo Jaime llegando a la mini sala de espera—. Ya les avisé a Alex, Catrina, Matt y Dylan, los dos últimos ya suspendieron el entrenamiento para volver lo más rápido...

Pero fue interrumpido Odette llegando muy agitada junto a su papá Dylan, que ni los miraron para ingresar a la sala de parto lo más pronto posible. Las demás personas que habían estado en el entrenamiento llegaron algo alterados a la sala de espera.

Todos sus sobrinos se pusieron alrededor de su tío Jeremy intentando darle ánimos, hasta el mismo Estefan que solía ser muy majadero con este le brindó apoyo.

Leia vio a Liam tomando la mano de Jeremy y se enterneció. Recordó cuando hace casi un año había estado en esa misma sala tomándole ella de la mano para calmarlo cuando la Reina daba a luz a la pequeña Diana, lo feliz que había estado Liam cuando había sostenido en sus brazos a su pequeña hermanita.

Un dolor que ella creía haber enterrado apareció en su interior súbitamente.

Camino lentamente hacia la salida sin que nadie se diera cuenta y corrió cuando estuvo lejos de ellos. Llegó a un baño de visita y devolvió todo su almuerzo de un solo golpe. Las lágrimas empezaron a caer cuando se puso a pensar en que Liam jamás esperaría en esa sala del palacio o de un hospital a un hijo propio.

—No... —Leia se limpió el rostro intentando calmarse a sí misma—. No pienses en eso, tu... tu ya estas bien, no pienses en eso.

—¿Te encuentras bien? —escucho una voz femenina junto a unos toques en la puerta—. Lo siento, no me acuerdo tu nombre, pero me preocupaste cuando corriste con la cara totalmente pálida.

HEIRS OF THE RISING KINGDOMDonde viven las historias. Descúbrelo ahora