No era un secreto que a Alan le gustaban los niños, especialmente cuando eran unos hermosos bebes indefensos que le activaban todos sus sentidos protectores.
Pero Alan miraba al bebe que cargaba Concetta y tenía ganas de lanzarlo por la ventana.
—Está creciendo muy rápido —Concetta lo balanceaba de un lado a otro mientras este reía—. Tiene una semana y ya parece de varios meses de nacido.
—Mi demonio me dijo que crecerá más rápido que un humano —dijo Alan amargado y cruzado de brazos—. Aun sigo pensando de que debimos aplastarlo cuando pudimos.
—¿No dijo tu demonio que es su amigo?
—Si, pero que sea su amigo no lo pone de nuestro lado —Alan miró hacia la ventana—. Hace un frio de mierda.
—Yo creo que está bien. Alemania me gusta —dijo Concetta poniendo al bebe en su cuna—. Espera que lleguemos a Rusia, hasta los huevos se te van a congelar.
—Debimos ir primero a Egipto.
—Alemania nos quedaba más cerca —Concetta negó con su cabeza—. ¿Por qué estás más hosco de lo normal?
—Yo estoy igual que siempre —dijo a la defensiva.
—Si estuvieras igual que siempre me hubieras insultado mucho más —Concetta lo observó—. ¿Estás enfermo?
—No.
Concetta miro la foto que tenía en una de sus manos.
Se acercó lentamente como haciendo que fuera a tomar algo de su mesita de noche y se lo arrebató de las manos.
Lo que fue inútil porque la foto volvió a la mano de Alan y Concetta fue expulsada con fuerza hacia atrás, causando que cayera bruscamente al suelo.
—¿Quieres morir? —preguntó Alan muy enojado.
—¡Pedazo de mierda! —Concetta se intentó levantar quejándose porque le había dolido—. ¡Yo solo quería ver la maldita foto!
El bebé empezó a llorar.
—Carajo —Concetta se acercó a la cuna y lo volvió a cargar para hacerlo dormir.
—¿Y quién te dijo que te metieras donde no te importa?
—Yo solo quería saber porque llorabas como una niñita —gruño Concetta balanceando nuevamente al pequeño—. ¿Esa es la princesa Lucy?
—Jódete.
—No la vi muy bien, ¿Es tan hermosa como dicen? —Concetta se acercó nuevamente con él bebe en brazos a Alan intentando ver—. Aunque escuche que nuestra Luna es más hermosa.
Alan la miró indignado.
—¿La llorona más bonita que mi Lucy? —dijo escandalizado—. Rosali parece un ciervo feo y viejo después de ser atropellado, nada comparada a mi Lucy.
—El amor a veces es ciego.
—¡Míralo por ti misma! —Alan le lanzó la foto a Concetta—. Mi esposa es la mujer más hermosa que van a tener el honor de ver tus miserables ojos.
Concetta tomó la foto y la miro sorprendida.
—Si que es realmente hermosa —dijo Concetta algo amargada—. Salió igual de bonita que Oliver, ¿Por qué son tan atractivos en esa familia?, la diosa luna tiene sus favoritos.
—¿Tu estabas enamorada de él en la escuela no?
—¿Yo? —pregunto Concetta agudizando la voz—. A mí no me gustaba Oliver.
