CAPÍTULO 49.- tercer fragmento

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Auguste intentaba concentrarse en todo lo que pasaba a su alrededor, después de que Ren ingresara y Natsuki hiciera su bochornoso espectáculo. El Rey había intentado hablar, pero el alfa Hiro casi se desmayó. Auguste suponía que el alfa Hiro debía estar luchando con su lobo y las contradicciones de ver a su nieto como el traidor que era debía estar volándole la cabeza.


Auguste iba a desmayarse también.


De todos los lugares y todos los escenarios en su cabeza en las que imagino encontrar a su mate. Jamás hubiera imaginado encontrarla en un tribunal de guerra, en medio de un calor infernal y alrededor de tanta gente tan insulsa.


—¿A quién se le ocurrió hacer esto público? —Auguste miro a todos con cara de asco—, esto va a terminar en mil años a este paso.


—¿Esto es demasiado para un delicado francés? —se burló Isaac, el futuro alfa del Reino Unido.


—¡Va te faire enculé! —Auguste lo mandó a rodar.


Auguste miró hacia donde estaba su padre, sabía que muchos ojos estaban sobre ellos porque la bruja de Elizabeth había estado escondida bajo sus narices y muchos no les creían que ellos no la habían ayudado.


Lo único bueno de que la bruja de su tía quisiera matarlo en distintas ocasiones, es que eso demostraba que ellos no estaban de su lado. Él y su padre se habían emborrachado mucho de alegría cuando se enteraron de que el príncipe Alan al fin la había matado.


Daría su vida por una copa helada de vino en ese momento.


Miro hacia adelante, en los asientos donde estaba el príncipe Liam y su escuadrón. Miro a la bella de Gabriela, si alguna vez imaginó a su mate, definitivamente tenía como referencia a la elegante princesa Gabriela. Ella había sido la protagonistas de su sueños.


Sin embargo, la vida no funcionaba así, no espero a una mate tan pronto. Apenas cumplió la mayoría de edad hace un par de meses, él no se habría quejado de un par de años más de soltería.


Pero la suerte no estaba de su lado, primero le dio una tía loca que quiso matarlo en diferentes ocasiones y ahora le daba de mate a una niña que no conocía.


Su lobo casi parecía querer salir de su pecho, cuando aquella niña apareció de la mano de Bael. Tuvo que aferrarse a la razón para no dejar que su lobo lo dominara y se transformara en medio de todo esto.


No pensaba hacer un espectáculo como otros. Tenía demasiada decencia para eso.


—¿Por qué hay una niña aquí? —preguntó Murat intentando cambiar de tema—. Aquí se están tomando temas algo delicados para una niña pequeña.


Auguste tenía ganas de agradecerle a Murat por hacer la pregunta que él quería hacer.


—Es Liana, la hija del señor Jaime —explicó Joon—, conociendo a su padre, seguramente quiere que aprenda sobre esto, ya sabes, ella tomará su puesto en el escuadrón de Liam cuando crezca.

HEIRS OF THE RISING KINGDOMWhere stories live. Discover now