Después del juicio de Ren, se procedió con otros traidores de diferentes manadas alrededor del mundo. Bastian aún seguía intranquilo por Natsuki. Este estaba estático desde que se llevaron a su primo.
Los juicios realmente estaban poniendo tensos a todos, la mayoría fue sentenciado a muerte mientras que algunos pocos estarían encerrados algunas décadas. Bastian lo encontraba normal, aunque a los ojos de otras personas pareciera que el Rey estaba mandando a la muerte a casi todos.
El tribunal del Rey estaba dictaminando condenas a los más altos traidores. Así que Bastian esperaba que al menos una docena de personas estuvieran destinadas a morir.
Mandaron a un receso y varios de sus compañeros empezaron a levantarse. Bastian tuvo que llamar la atención de Natsuki.
—Amigo ¿quieres ir a refrescarte un poco? —preguntó Bastian.
Natsuki seguía con la mirada perdida.
—Creo que se rompió —Auguste bajo sus lentes para observar mejor a Natsuki, este se había quedado a ver porque los dos amigos se quedaron rezagados—, ¿Quieres que le moje un poco la cara para que despierte?
Auguste levantó la botella de agua helada que Bastian no tenía idea de dónde había conseguido. Asintió pensando inocentemente que Auguste mojaría alguna servilleta bordada que siempre le gustaba traer consigo y mojaría delicadamente el rostro de su mejor amigo.
De pronto recordó que uno no se debía fiar de Auguste.
El futuro alfa francés le lanzó el agua en la cara de manera brusca. Natsuki reaccionó asustándose.
Auguste le volvió a lanzar más agua a pesar de que Natsuki ya tosía.
—Creo que ya despertó —dijo Auguste tomándose el agua que quedaba—. ¿Estás bien Nat?
Natsuki tosía mientras Bastian le palmeaba la espalda y miraba con animadversión a Auguste.
—Si, estoy bien —hablo Natsuki calmándose—. ¿Ya termino...?
—Solo es un receso —explicó Bastian—. Hay algunas tiendas montadas afuera del coliseo donde podremos descansar un poco.
—No... no quiero estar alrededor de los demás —dijo Natsuki—, de hecho, quiero irme de aquí. No me importan los demás juicios, de verdad quiero largarme de aquí.
—Ya somos dos —Auguste resopló—, pero no creo que a mi padre le guste mucho la idea.
—Podrían irse los dos, podré decir que Natsuki no se encontraba bien y que Auguste le acompañó —propuso Bastian—, solo faltan tres juicios y en dos de ellos posiblemente seré nombrado a declarar.
—El de tu mate —Auguste frunció el ceño—, también quiero escuchar el juicio del maldito de Leroy.
