Capítulo 2.18

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La escena que me encontré cuando llegue al sitio donde se encontraba todo el alboroto me dejo preocupada. Eran mis papás y mis dos hermanos, rodeados por un grupo de lobos. Mi papá tenía una ballesta que apuntaba hacia los lobos, entonces uno de ellos se abalanzó sobre él e intento someterlo, mi papá era un hechicero experto en el combate y con una fuerza innata la cual venía de sus antepasados de lobo, sabía que no lo podían someter, pero de todas formas corrí para ayudarlo.

— ¡Suéltelo que cree que hace! – le grite al lobo.

Así que con furia me abalance sobre él, impacte con su brazo, entonces él reaccionó empujándome, él golpe tenía mucha fuerza de impacto, así ocasiono que saliera disparada, espere el golpe el cual nunca llego porque Damien me recibió con su cuerpo, empezaron a sonar voces de asombro que decían alfa.

— ¿Qué cree que hace lobo? – le dijo con rabia mientras tomaba su brazo haciendo una llave que lo doblego de rodillas y termino por romperle el brazo, el hombre se contrajo de dolor mientras otro venía por él.

— Que reciba el castigo que le corresponde por atentar contra su luna – demando Damien con rabia mientras se lo llevaban en medio de lamentos.

Damien vino por mí y se aseguró que me encontrara en perfecto estado, me dio un beso en la frente.

— Suelta a mi hija animal – rugió mi papá mientras apuntaba a Damien con la ballesta, la cual estaba cargada, con una flecha de plata fundida, el único material capaz de perforar la coraza del lobo, aparte de los dientes y garras de otro lobo o de un vampiro.

— Papá que crees que haces – me puse en medio de ambos, pero Damien me corrió hacia un lado.

— Lo que debí haber hecho desde siempre.

Entonces disparo, contra el brazo izquierdo de Damien, causándole una perforación en su hombro, la manada se puso alerta para atacar, así que mis hermanos se acomodaron a los costados de mi papá mientras este volvía a cargar el artefacto.

— ¡Papá que haces, basta! – le grite desesperada.

Fui presa del pánico mientras intentaba auxiliar a Damien el cual ya había sacado la flecha de su interior y la sangre no dejaba de salir, la manada se preparó par abalanzarse sobre mi familia, entonces Damien gruño.

— Nadie se mueve, largo todos – lo dijo en un tono helado y demandan sin dar tregua llevarle la contraria.

Las órdenes del alfa, fueron precisa, todos se quedaron estáticos y se empezaron a dispersarse.

— Entiendo su desagrado señor, pero tiene que entender que Leilani es mi mate y tiene que respetar las leyes.

— Respete sus putas leyes y me devolvieron a mi pequeña en malas condiciones – le reclamo mi papá —. Así que sus leyes me las paso por alto.

— Cálmate, tenemos que hablar, mira como está nuestra hija, no ha dejado de llorar desde que le disparaste al lobo – le dijo a mi mamá, la cual logro calmarlo.

— Vamos adentro – Damien me tomo de la mano mientras nos dirigíamos hacia la mansión.

— Estoy bien, mi niña hermosa no te preocupes – dijo mientras me acercaba hacia él con su brazo bueno y me besaba en la frente.

— Es mejor que te curen – dije entre sollozos.

— Está bien – dijo entre susurro.

— Beta, acomode a la visita en el despacho, nosotros ya vamos – le dio las indicaciones a Boris, quien solo asintió.

— Leilani - me llamo mi papá, pero lo ignoré y me fui con Damien.

La curandera procedió a limpiar la herida del alfa y la vendo, su poder de cicatrización era extraordinario, pero la herida sanaría de forma natural porque fue producida por plata, tome una de las hojas de sabilocus magique, la cual era familiar de la sábila y esparcí sus cristales por su herida, lo mezcle con un poco de mi magia para contrarrestar el efecto de la plata.

2. El alfa sombríoWhere stories live. Discover now