Capítulo 2.23

37K 1.8K 211
                                    

Estábamos listos para partir a Anádyr. Donde se estaba llevando a cabo varias revueltas, al parecer había algunos que todavía seguían los ideales de Yuri, así que Damien tendría que ir a poner todo en orden, baje con mis peluches y mi maleta de mano. Leonid me recibió mis cosas y las llevo hacia la camioneta.

Damien y yo nos subimos y Boris subió con Katia. Fue una mala idea decirle a la vieja, esa que consiguiera un nuevo patrocinador, porque ese patrocinador ahora era el Beta, pobre Ania.

Damien actuó en su estado natural, ignorando a todo mundo, mientras me acomodaba en sus piernas. Tanta plata que tiene esta manada y no contratan una camioneta para que se fuera esa vieja, en fin, haré lo mismo que Damien ignorar.

La camioneta se puso en marcha y todos nos sumergimos en un silencio sepulcral. Damien se acomodó mejor para que me pudiera acostar sobro él y me entrego a lord purple, el cual había estado todo este tiempo con él.

Respondí un correo desde mi celular, donde daba los últimos toques del nuevo medicamento que salía al mercado, cuando una videollamada, de mis hermanos entro.

— Hola pequeña – saludaron ellos.

— Hola. Mira hombre guapo, son mis hermanos salúdalos – Damien solo asintió con la cabeza y ellos le respondieron con el mismo gesto.

— ¿Estás viajando?

— Sí, voy para Anádyr.

— Gente, ya llegué por si me extrañaban – saludo mi hermana con alegría.

— En realidad, nadie te extraña - le dijeron.

— Tan chistoso como siempre – les hizo muecas.

— ¿Dónde estás? - pregunto Esteban.

— En la manada donde más, ¿Por qué? – respondió Irina.

— Leilani está viajando y como los lobos son tan raros, creímos que tú irías al mismo lugar – dijo Esteban.

— Son mandas diferentes, bobo – dijo mi hermana con obviedad.

— Fue el que más se cayó de los tres cuando pequeño – dijo Alex.

— Pero de cabeza al pavimento varias veces – dijo Indira y los tres nos empezamos a reír. Mientras Esteban hacía cara dramática.

— Miren, quien aprecio – les dije mientras le mostraba mi peluche.

— ¡El señor purple! – dijo Alex feliz.

— Sí, Damien lo tenía todo este tiempo, pueden creerlo.

— Lo único bueno que ha hecho ese tipo – dijo Alex con desagrado.

— No seas grosero que él los está escuchando

— Lo sabemos y no, nos importa – argumento Esteban.

— Pero él es mi pareja.

— Bien decía Albert Einstein "Cuando te mueres, no sabes que estás muerto, no sufres por ello, pero es duro para el resto. Lo mismo pasa cuando eres imbécil". — dijo Alex.

— Pero como dijo Elaine Stritch "No puedo explicar la química. No tengo ni idea de qué se trata. Es como enamorarse. No se puede explicar por qué te enamoras o explicar por qué con esa persona en particular" – termine la frase y después complete mi argumento - Pueden hacer el intento de conocerlo, aunque sea un poco.

— No – dijeron rotundamente.

— Por favor, si – le hice caritas – yo los quiero a los tres y sería muy importante para mí que hicieran el intento de llevarse bien, por fis sí.

2. El alfa sombríoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora