Capítulo 3.6

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Después de alistarnos salimos al evento del día que consistía por lo que entendí en una caminata ecológica. Me vestí con un conjunto deportivo de dos piezas color lila con zapatillas blancas, como la mañana estaba fresca, llevé una chámara color hueso y me recogí el pelo en una moña alta.

— Ya estoy lista – le dije a Damien quien se encontraba con unas pantalonetas azules oscuras, con un buzo gris y zapatillas azul oscuro. Se veía provocativo, así que me quedé observándolo embobada por un tiempo, esos brazos y ese cuerpo esculpido que me volvía loca.

— Me alegro de que mi aspecto le agrade a mi futura esposa – sonrió picardía cuando me pillo viéndolo.

— Siempre me has parecido muy guapo – le dije en tono suave. Me jalo hacia él y me dio la mano.

— Salgamos de aquí, o si no nunca saldremos. Me estás provocando con esa mirada Leilani – yo me empecé a reír, mientras nos dirigíamos a la salida.

Desayunamos en un pequeño restaurante que tenía la manada y después partimos rumbo hacia el sendero para llegar a la montaña. Boris le había mandado un mensaje a Damien para darle la indicación.

— Hola, los estamos esperando – dijo Camil cuando llegamos.

— Alguien que me recuerde porque bebí tanto a noche – se quejó Benedikt mientras se sostenía la cabeza.

Viéndolos bien, los tres hombres tenían aspecto terrible, pero Boris lo ocultaba muy bien, creí que era una caminata, pero no todos empezaron a correr hacia la montaña, Benedikt vomito una vez, después se recuperó y siguió adelante con los demás, Damien y yo éramos los últimos del grupo, corría lo más rápido que podía, pero era difícil alcanzarlos.

Después sentí como mis piernas empezaban a dolerme, mi fuerza se iba acabándose y me costaba respirar, me dieron ganas de vomitar, así que me detuve.

— Estás pálida mi niña hermosa – dijo Damien con preocupación.

— Es muy difícil llevarles el ritmo, supongo que extralimite mi cuerpo – dije intentando controlar mi respiración, mientras Damien me daba agua, me quite la chámara para que la brisa me refrescará.

— Mejor te llevo – no me iba a quejar, más cuando faltaba más de la mitad del camino, así que Damien se posicionó enfrente de mí y yo me agarre de él como si fuera un koala.

Damien empezó a correr extremadamente rápido y en menos de nada alcanzamos al resto del grupo y lo sobrepasamos rápido. Mi hombre lobo no solo era fuerte, sino rápido y resistente, porque me cargaba como si mi peso fuera el de una pluma.

— ¿Cómo es que a ti no te da nada de malestar y tomaste igual que ellos? – pregunté con curiosidad, pues mi hombre guapo no se le notaba cuanto había tomado.

— Siempre ha sido así amor y mis hermanos también – dijo mientras me miraba y continuaba corriendo.

— Tienes un metabolismo rápido – le dije después de analizar el hecho de que él comía en exceso y en cantidades alarmantes, donde esa comida nunca se acumulaba en lípidos en su cuerpo.

Después de continuar hablando sobre su metabolismo, llegamos antes que nuestro grupo, el cual habíamos dejado atrás hace mucho tiempo, Damien me bajo y contemple la hermosura de la naturaleza que ofrecía una vista única. Le pedí a Damien que me prestara su celular para tomarme unas fotos.

— Tomemos una foto, apenas llegue Ania le digo que nos tome una foto – le dije a Damien quien solo se resignó.

Los primeros en llegar fueron los hermanos Vasiliev seguidos de Ania, le di agua a mi amiga y Damien empezó a hablar con los suyos. Cuando Ania se recuperó le pedí el favor de la foto. Damien me alzo como me había traído y se ubicó de lado.

2. El alfa sombríoWhere stories live. Discover now