Capítulo 3.10

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El vestido que me había diseñado mi tía era corte princesa con un encaje de flores de Dendrobium color lila en el borde de la falda, la parte de arria se pegaba a mí como un corcel que resaltaba mi diminuta cintura, el peinado era con trenzas que dejaba mechones suelto y decorado con orquídeas color lila de Dendrobium.

— Estás hermosa – dijo la voz de Jared tomándome por sorpresa.

— Jared – dije con asombro mientras dejaba de ver mi reflejo en el espejo y volteaba a verlo.

— Hola pequeña – me saludo mientras se acercaba a mí.

— ¿Cómo entraste? – le pregunté con asombro.

No entendia como había entrado, sin ser descubierto, porque los hombres que Damien me había enviado no se separaban de mí ni por un segundo y solo me sentía a gusto cuando Leonid estaba cuidándome porque con él tenía más confianza.

— Aproveché que están dando las indicaciones de seguridad de la boda y me colé en la seguridad – me dijo mientras se sentaba.

— ¿Cómo seguiste?, intenté llamarte, pero no me contestaste – le dije mientras me sentaba en la otra silla.

— Lo siento pequeña, no quería lastimarte ni hacerte sentir mal, menos a ti que desde que te conozco solo has tenido una sonrisa tierna para mí - tomo una respiración mientras agachaba la cabeza derrotado —. Me gustaste desde que tenías 15 años, me convencí de que tomaría el impulso de conquistarte cuando cumpliera 18 años, mientras tanto me conformaba con tus sonrisas, sonrojos y tus palabras dulces.

— Jared – dije en susurro porque no sabía qué decir, él solo me hizo señas para que me callara.

— A medida que pasaba el tiempo y tú no tenías a nadie, solo me alegraba más, creí que podría disfrutar al máximo y cuando tomara mi decisión simplemente me dedicaría de lleno a ti. Fui todo un imbécil por pensar que alguien como tú no tendría a miles de hombres dispuestos a conquistarte y complacerte, cuando tu hermano me contó lo de ese hombre simplemente colapse y cuando tuviste el accidente creí que podría tener mi oportunidad, pero la desaproveche.

Esto sí que era toda una sorpresa, Jared también había tenido un gusto y atracción por mí, pero nunca la demostró, talvez en otro momento me hubiera molestado, pero ahora en este momento se lo agradecía, de esa manera mi amor con Damien fue tan único y primero que no tiene sombras ni esqueletos pasados.

— Te amo pequeña y me importas, por eso quiero que seas feliz, el hombre que elegiste no es de mi agrado, pero siendo sincero ninguno seria de mi agrado. Solo quiero que seas feliz y si decides que es con él te apoyaré en la distancia. Pero si quieres irte conmigo en estos momentos, solo tienes que decírmelo y yo te mantendré alejada de él.

Pobre de Jar él solo suponía que Damien era un simple empresario, no sabía que era un poderoso alfa capaz de destruirlo en cuestión de segundos.

— La única que tiene el poder para alejarme de Damien soy yo y créeme que no quiero eso. Así que gracias por tus buenos deseos, pero como lo dijiste es mejor apoyarnos desde la distancia.

— Que seas feliz, mi pequeña – dijo con melancolía.

— Que seas feliz Jard – le dije en susurro mientras lo abrazaba.

Terminamos de despedirnos y después solo me tranquilice y limpie un poco mis lágrimas arreglando mi maquillaje. La vida era un artilugio de enredos, pero que al final guardaba nuestro destino.

— Es hora – dijo mi papá mientras entraba al cuarto y ponía su brazo para que me acomodara en él.

— Si papi ya – le dije con emoción.

2. El alfa sombríoWhere stories live. Discover now