Capítulo 3.38

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  Navidad llegó y yo estaba superemocionada porque mi familia vendría a pasar estas fechas especiales conmigo, mis dos hermanos se vendrían todo el mes de diciembre y mis papás vendrían para navidad. Así que termine por salir con Leonid para comprar todo lo necesario para decorar la casa.

— ¿Crees que sean lindas estas hojas lilas? – le pregunte a Leonid. Quien había vuelto a ser mi guardaespaldas y yo estaba muy feliz, por eso.

Damien estaba buscando a la otra persona encargada para cuidarme, pero para eso tenían que tener unas caracteristicas idoneas. Así que se estaban preparando para eso. Según Leonid la mayoría querían el puesto, pues su rango en la manada mejoraba, así como su retribución monetaria.

— Si mi luna – me dijo mientras arrastraba el carro con todas las decoraciones.

— Estoy muy emocionada, mis hermanos van a venir y quiero que todo salga perfecto, para que se lleven mejor con mi hombre guapo – le dije mientras empacaba todas las hojas compuestas lilas que había.

— De seguro todo le saldrá muy bien mi luna – dijo mientras empezaba a depositar todo en el carro.

Seguimos comprando la mayoría de decoraciones para la casa, pero todavía faltaban algunas cosas que había encargado, por ahora llevaba mi gran árbol con decoraciones doradas y lilas.

Cuando llegué los hombres de seguridad me ayudaron a bajar todo, así que empecé a desempacar mientras organizaba todo con emoción. Me encantaba la navidad y en mi casa siempre terminaba decorando todo.

Ania no me acompañaba, pues en noviembre había tenido a su pequeño y fue un parto difícil sumado a una depresión posparto que casi acaba con ella. Por suerte Boris se había dado cuenta a tiempo, así que la termino llevándola a un instituto en Suecia especialistas en este tema.

— ¿Qué haces? – preguntó la insípida de Camil mientras veía como desempacaba todo.

— Decorando para navidad – le dije sería mientras seguía en mis tareas.

— No deberías hacerlo a Damien no le gusta la navidad y no se pondrá feliz de ver toda esta decoración – dijo mientras miraba todo con desaprobación.

La ignoré porque esa mujer tenía la capacidad de sabotear todo lo que hacía y de generar discordia. Ella solo se quedó ahí mirando todo con desaprobación, mientras que yo solo daba indicaciones para que armaran el árbol.

— ¿Qué es todo esto? – preguntó Damien molesto cuando entro a la sala y vio el desorden.

— Son las decoraciones navideñas – le dije con emoción, mientras me acercaba a él —. ¿Te gusta?

— No – dijo tajante y con su cara seria – quiten toda esta payasada de mi casa – les dijo a sus hombres, quienes obedecieron sin chistar.

— Damien – le dije mientras lo veía.

— Es una estupidez, las decoraciones navideñas – aseguro —. Y en esta manada nunca se celebra la navidad.

— Pero mis hermanos van a venir pronto y mis papás pasarán la navidad aquí conmigo – le aseguré.

— Pues que pasen las navidades sin decoraciones, suficiente es con tenerme que aguantarlos aquí – dijo serio mientras se iba.

— Suficiente es aguantarme sus cambios de humor – le dije dolida mientras que él detenía su caminata y me miraba de reojo, pero yo solo le sostuve la mirada retándolo.

La estúpida de Camil me miraba con burla, mientras que Damien termino por irse dejándome en medio de la sala. Nunca contemple que no le gustara la navidad, así que solo termine por irme mientras que los lobos recogían todo lo de navidad. Sabía que no le agradaba mi familia, pero hacía parecer como que aguantarlos era un suplicio, ellos no eran perfectos, pero los amaba y eran una constante en mi vida. Damien tendría que aprender a interactuar con ellos si quería que esto funcionara, porque alejarme de mi familia no era una opción

2. El alfa sombríoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora