Capítulo 3.18

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Apenas ingrese a la oficina de las personas encargadas de la construcción, Camil me entrego una carpeta, estaba molesta y había pasado muy mala noche porque se le notaban las ojeras.

— Lo que tu capricho, le costó a Damien – me dijo en tono molesto mientras se iba.

Yo revisé minuciosamente y me sentí culpable al mirar esos balances y comprobar la cantidad de dinero que Damien había perdido, por la idea de mantener mi diseño inicial. Me sentía mal, no quería que él hubiera perdido eso.

— No te aflijas, el alfa no te ha dicho nada – me dijo Ania en tono conciliador.

— Eso no quita mi culpa Ania, perdió mucho dinero – dije preocupada.

— Podremos ayudar haciendo actividades con los padres, ellos de seguro querrán invertir en la mejora del lugar, por sus hijos – dijo mientras me consolaba.

— Es una buena idea, gracias – le dije con una sonrisa nerviosa.

Termine de verificar todo y después llame a mi banco, necesitaba realizar transacciones a la cuenta de Damien, así que tenía que confirmar y evaluar mi identidad para poder hacerlo. Después me dirigí al comedor para almorzar.

— Niña hermosa – me llamo Damien cuando ingrese al comedor.

— Hombre guapo – le dije nerviosa.

— ¿Por qué están llamando para confirmar transacciones de tu cuenta a mi cuenta? – preguntó con intriga.

— Quiero reponer algo del dinero que perdiste – le dije suave mientras agachaba la mirada.

Él se paró frente a mí y tomo con su mano mi mentón para levantarlo y que lo viera, me dio una sonrisa calidad que solo me obsequiaba a mí y dejo un suave beso en mis labios.

— No hay necesidad, siempre se tiene un seguro para ese tipo de eventualidades – dijo tranquilo.

— ¿En serio? – pregunté con asombro.

— Si – dijo tranquilo —. Igual si el seguro no hubiera estado, yo no te habría recibido un solo centavo – dijo pensativo —. No sería un buen esposo si no soy capaz de complacer tus caprichos, lo cual no puedo hacer si me das dinero.

— Damien – le dije apenada.

— Complacer todas tus exigencias y caprichos es mi mayor pasatiempo – dijo tranquilo mientras me arrastraba al comedor.

Después recibí un mensaje donde se cancelaba la transacción, así que dejé el tema por terminado, o bueno, por ahora.

El almuerzo trascurrió con normalidad, mientras que Pasha llamo la atención de todos en el comedor. A mí ese hombre no me caía bien, tenía un aura de maldad que me erizaba la piel.

Yo lo esquivaba lo más que podía, porque me seguía intimidando la manera en que me veía y como realizaba esa sonrisa retorcida. Pero él parecía llevarse bien con todo el mundo, pues mantenía rodeado de gente.

— Mi luna – dijo la voz Pasha Jr tomándome por sorpresa en el invernadero —. Veo que le apasionan las platas.

— Sí, así es – le contesté mientas, seguía con mi labor.

— Sé que no empezamos bien, pero te traigo esto como ofrenda de paz – dijo mientras me entregaba una caja, yo solo la mire intrigada —. Es un bonsái de manzana.

Cuando lo abrí encontré el árbol de manzana, que tenía unas mini manzanas y era muy bello.

— Gracias – le dije mientras lo ubicaba en mi invernadero.

2. El alfa sombríoWhere stories live. Discover now