Extra 1: La primera vez de Sombra.

17.1K 995 192
                                    

Sombra

El humano que me había tocado, era muy estúpido, siempre terminaba molestando a mi dulce luna. Nunca entendía por qué, si todo era muy simple, solo teníamos que hacer lo que ella digiera y ya. Pero no. Él tenía que prestarle atención a gente inservible y torpe.

Ahora llevaba 2 noches. 2 noches sin dormir con mi dulce luna. Era todo un imbécil. Más le valía que solucionara todo rápido porque si no me iba a vengar.

— Ya soluciones todo. Mande a que restauraran la idea inicial – me aseguro por nuestro enlace.

— Que sea la última vez que le pone cuidado a gente inferior y molesta a mi dulce luna.

— Era una buena idea.

— Volvemos a lo mismo

— Solo estoy diciendo que era una buena idea

— No era una buena idea. Porque mi dulce luna se molestó. Si a ella no le gusta a mí tampoco – le asegure.

— Está bien, pero puede dejar la intranquilidad – me solicito —. Suficiente tengo con el desespero que me genera el no poder estar con Leilani.

Por suerte esa noche nuestra dulce luna volvió a dormir con nosotros. Se veía adorable con sus ojos emocionados y sus mejillas sonrojadas, ella abrazaba un peluche y estaba completamente desnuda. Así que su cuerpo me siguió causando curiosidad por el resto de la semana.

Ningún cuerpo me genero curiosidad nunca. Pero el cuerpo de mi dulce luna me parecía adorable y me gustaba mucho. Yo solo veía que el humano disfrutaba mucho, pero nunca entendía por qué.

— Humano – le dije mientras patrullábamos por nuestros territorios

— ¿Qué paso?

— ¿Es bueno estar con mi dulce luna?

— ¿Estar? – preguntó sin entender. Mi humano sí que era lento.

— Cuando se acuestan y están desnudos. Hacer el amor como ella dice.

— Todo con ella es superior, Sombra. Las sensaciones se intensifican y el placer llega más rápido.

— ¿Usted lo disfruta?

— Mucho – me aseguro.

— ¿Cree que yo lo disfrute? – le pregunté con curiosidad.

— Supongo que sí. ¿Por qué? – me dijo de forma distraída.

— Quisiera intentarlo.

El humano permaneció un rato en silencio mientras seguíamos corriendo y yo solo sentía como el viento movía de forma suave mi pelaje blanco. Nunca habíamos tenido esta conversación. Precisamente porque nunca había tenido curiosidad de estar con alguien. Pero con mi dulce luna si me parecía algo interesante de hacer.

— Tendremos que preguntarle a ella – me aseguro de forma pensativa.

— Bien – le dije mientras lo dejaba de lado.

Los días pasaron rápido y el humano siguió pensativo. Hasta que una mañana terminamos por ir en su forma a buscar a mi dulce luna, quien se encontraba en el invernadero.

Se veía adorable cuidando con sumo detalle sus plantas y acomodándolas a su antojo. Me encantaba observarla, pues para mí, todo lo que ella hacía era fascínate.

— Mi niña hermosa – la saludo con ternura. Siempre que se trataba de ella utilizaba un tono más dulce.

— Hombre guapo – lo saludo con emoción y dejo su plata para venir abrazarnos.

2. El alfa sombríoWhere stories live. Discover now