Capítulo 3.46

23.3K 1.4K 287
                                    

Damien

Ya había pasado una semana desde la luna llena de fertilidad y mi niña hermosa cada día era más caprichosa con los antojos de su embarazo. El otro día simplemente se enojó conmigo porque me le comí una papa del almuerzo o porque cuando ella dormía tumba sus peluches, pero decía que había sido yo, sin contar que ocupaba la mayoría de la cama y se quejaba cuando la corría un poco.

Unos golpes en la puerta me indicaron la llegada de Boris, así que di las indicaciones para que pasara. Sin duda sus condiciones no eran las mejores, pues se notaba cansado y enfermo.

— Alfa – me saludo mientras se sentó.

— Beta – le dije de vuelta mientras daba inicio a la reunión hasta que nos interrumpieron.

Leilani ingreso mientras detallaba con quien me encontraba cuando vio a Boris, solo avanzo y se terminó por sentar en mis piernas y dejaba un suave beso en mis labios y saludaba a Boris.

— ¿Cuánto tiempo nos vamos a demorar en Moscú?

— No sé todavía niña hermosa. ¿Por?

— Para saber cuál de mis peluches empacar.

— Empácalos todos, total nos vamos en carro y avión privado – le dije y ella solo me sonrió.

— Tengo otra solicitud – le dijo ella con una sonrisa.

— Tú solo pide – le dije mientras tomaba su mano y la besaba.

— Quiero que Ania sea mi asistente personal, así que tus abogados siempre se encargan de los temas legales y económicos.

— Voy a hablar entonces.

— Pero Ania quería dedicarse al cuidado de nuestro hijo, disfrutaba mucho de eso – dijo un contraído Boris. Así que Leilani lo volteo a mirar.

— Lo hacía, pero como ahora es una madre soltera, tiene que buscar ella sola, el solventó de ella y su bebé.

— Le aseguré que seguiría respondiendo por todo – dijo Boris con tristeza.

— ¿Hasta cuándo?

— Por siempre. Ania siempre será mi compañera.

— Al parecer se le olvidó eso la otra noche, con sus infidelidades – le dijo mi peleona y yo solo le tomé suavemente su mano.

— No sé qué me paso, que no me pude controlar – dijo Boris con cansancio.

— O talvez solo se quería acostarse con Camil como lo quiso desde un principio y con la luna llena de fertilidad se le dio la oportunidad.

— Claro que no – asevero brusco y yo solo lo mire para que moderara el tono de voz —. Yo estaba con Ania y mi hijo feliz, cuando me llamaron – se defendió él.

— El punto es que usted fue infiel y por eso Ania lo dejo. Ella no puede pasarse el resto de su vida esperando que usted decida que ella sea su primera opción.

— Ania es mi primera opción – le aseguro Boris.

— Pues no lo parece – le dijo mi peleona mientras se ponía de pie.

Boris solo se quedó sentado y yo terminé por acompañar a mi peleona hasta la puerta, donde le pedí que no atormentar más a Boris, pero mi peleona le dijo que se lo merecía por infiel.

— Todavía no entiendo lo que me paso esa noche – dijo Boris cuando me volví a sentar.

— Nuestros instintos primitivos son bastantes fuertes y no todos los lobos lo pueden controlar – le aseguré.

2. El alfa sombríoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora