Capítulo 43

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Algo se rompió en su interior cuando la vio irse completamente desolada.

—Joder —ladró al aire con una rabia que no sabía que estaba conteniendo.

No dudó ni un segundo en ponerse de pie e ir tras ella. Le dio igual lo que pudieran pensar los demás. Porque Alanna estaba mal, lo había estado desde que su hermano había entrado en esa casa, y él solo quería estar con ella.

La encontró casi al instante, sentada en el bordillo de la pequeña acera que separaba el chalé de su familia con el de Marisa, la tía de Daphne. Se sujetaba el pecho con una mano, dando bocanadas artificiales de aire, y las lágrimas mojaban su cara.

Se le encogió el corazón. No podía ver a Alanna llorar. Era... una sensación inexplicable. Se sentó tras ella, con cuidado de no asustarla, y la abrazó por detrás. La sintió temblar bajo sus brazos y todo él tembló con ella. Dios, cómo alguien podía ser tan fuerte y frágil a la vez.

—Eh, Alanna —le susurró, con suavidad.

Ella no dijo nada, y él esperó. Era la primera vez que presenciaba un ataque de pánico y se sentía un poco limitado. Pero había notado que ella buscaba su contacto o, al menos, no lo rechazaba. Así que la estrujó un poco más fuerte y depositó un besito tierno en su sien.

—Tranquila —probó a decir, porque no tenía ni idea de cómo ayudarla—. Estoy aquí, ¿vale?

De repente, se escuchó diciendo:

—Resiliencia.

No sabía si funcionaria, pero no perdía nada por intentarlo. La había visto utilizarlo en otra ocasión para mantener a raya la ansiedad y él necesitaba mitigar un poco su dolor.

Alanna pestañeó.

—¿Qué? —su voz sonó ronca.

—Venga ratona deletrea conmigo: resiliencia. Erre —empezó Nick, instando a que lo siguiera—, e, ese —pero Alanna seguía mirándolo como si no pudiese creer que él estuviese haciendo eso. Le pasó una mano por el pelo en una caricia alentadora y continuó con las letras de la palabra—: i, ele...

Entonces, en un suave murmullo, tan bajo que si no hubiera estado tan pegado a ella no la hubiera oído, ella habló:

—i, e, ene, ce, i, a.

Nick sintió tal revoltijo de emociones en su interior que no supo si reír o llorar. Lo que sí hizo fue sonreír. De alivio, de alegría, de... no tenía ni idea. Apretó los dientes, llevándose con él esa bola de angustia que se le había formado en el centro de su abdomen.

—Bonhomía —le dio una nueva palabra que ella deletreó con una facilidad asombrosa. Nick respiró hondo cuando la escuchó a ella hacer lo mismo. Parecía que sus constantes estaban volviendo a la normalidad—. Iridiscencia. —Creyó buena idea probar con una tercera.

Surtió el efecto deseado, pues Alanna se incorporó un poco para mirarlo de frente y con el ceño levemente arrugado, le dijo:

—¿De dónde sacas esas palabras?

Nick se rio y la estrechó de nuevo entre sus brazos. Esta vez, no fue un abrazo precavido, sino todo lo contrario. Fue sólido, firme, impetuoso. Tanto que Alanna estuvo a punto de asfixiarse de verdad.

—Hablo en serio, Nick —refunfuñó, soltándose de su agarre. Aunque no se separó de él—. ¿De dónde las sacas?

No le diría que una de esas noches en las no podía dormir se había puesto a buscar palabras extrañas que fueran interesantes para deletrear. No estaba preparado para compartir esa información.

—De las frases motivadoras de Instagram, ¿de dónde las voy a sacar?

Ella soltó una risa que a él le calentó el corazón. Todavía tenía las mejillas húmedas por las lágrimas y los labios brillantes de habérselos mordido y, aun así, estaba jodidamente preciosa. Deseó besarla. Allí mismo, delante de la casa de su familia.

Hablando de su familia. Una voz profunda los interrumpió y ambos desviaron la vista hacia ella.

—¿Podemos hablar?

Un Axel muy serio los miraba desde arriba, rogando en silencio que por favor dijesen que sí. Nick se preparó para decirle a Axel que se largara, que Alanna no tenía ningún interés en hablar con él, cuando la pelirroja lo sorprendió asintiendo con la cabeza. Quizá había visto esa súplica silenciosa en sus ojos marrones que también había advertido Nick. Así que, secando las lágrimas de la cara de Alanna, le dijo:

—Estaré aquí al lado, por si me necesitas —y se puso en pie para dejarlos a solas.  

Una Puesta de Sol y Nosotros [FINALIZADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora