Capítulo 66

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Nick, tumbado boca abajo sobre la arena, dormitaba tranquilamente con el sonido de las olas rompiendo en la orilla de fondo y una sensación de plenitud llenando su interior. Se sentía feliz. Pletórico. Radiante. Con unas ganas tremendas de ponerse a cantar y reírse a carcajadas.

Razón por la que interrumpió el discurso de Venus para decirle:

—¿Dejarás de quejarte algún día? —Porque no había dejado de hacerlo desde que habían llegado a la playa. Que si el sol era insoportable y el agua estaba congelada. Que si los niños correteaban de un lado a otro y la llenaban de arena. Que si le dolía la cabeza por la resaca...

Pero a Venus, obviamente, su comentario no le hizo ni puñetera gracia. Tampoco la risita que, si querer, se le había escapado a Lucas, cuyo cuerpo descansaba sobre una tumbona.

—No. —Declaró—. Y si no te gusta, puedes desaparecer como hacer siempre. Total, ya estamos acostumbrados.

Guau.

Qué directa.

—Bueno bueno —silbó Nick, para nada ofendido. Al contrario, su sonrisa se ensanchó con diversión—, alguien se ha despertado con complejo de madre hoy.

Si la expresión de Venus ya era gris, con ese comentario se tornó negra.

—Y tú con demasiado buen humor, ¿no? —Su réplica fue instantánea—. ¿Qué es lo que hiciste anoche que no has dejado de sonreír como un idiota desde que te has levantado?

«Follar», quiso decirle. Follar con una pelirroja de ojos grises que le había puesto la vida del revés. La sonrisa de Nick volvió a hacer acto de presencia.

—En realidad, me fui con Alanna. —Dijo una verdad a medias—. Quería irse a casa y no iba a dejar que lo hiciera sola como comprenderéis.

—¿Y por qué no nos avisaste? —Lucas sacó el hermano mayor que llevaba dentro.

—Yo qué sé tío —respondió quitándole un poco de hierro al asunto—. Tampoco lo pensé.

Estaba demasiado ocupado besándola por todas partes.

—¿Le dio otro ataque de pánico? —Quiso saber Lucas.

—No.

Más bien, uno de locura. De Pasión. Por el que se habían dejado llevar los dos. Dos veces. Rompiendo así dos de sus normas: no follar con amigas y no repetir para no involucrarse demasiado. Pero lejos de arrepentirse o salir huyendo en la dirección contraria, Nick quería seguir disfrutando de lo que narices fuera eso que tenían. Hasta que finalizara el verano. Hasta que dejaran de verse. Hasta que se saciara de una vez por todas de ella y no necesitara tocarla a cada puto segundo.

—Entonces, ¿qué pasó? —Preguntó Venus bruscamente.

—Hola. —La voz cantarina de Daphne lo salvó de tener que responder—. Ya estamos aquí.

Nick alzó la vista a través de sus gafas de sol hacia las recién llegadas. Pero sus ojos no vieron a Daphne, porque se quedaron colgados en Alanna. Algo se sacudió en su interior cuando la vio con su gorro de pescador. Le daba un aspecto gracioso, pensó intentando reprimir una sonrisa. El pelo suelto, las gafas ovaladas y ligeramente torcidas, y un vestido camisero que se le pegaba a la piel por un lateral y se le hinchaba por el otro debido a la brisa marina.

—Sí, Bambi, lo hemos deducido por nuestra cuenta —la vaciló un poco Lucas, elevando el rostro hacia sol con los ojos cerrados, por lo que no vio a Daphne poner los ojos en blanco y con una mueca maliciosa, desenroscar el tapón de agua fría que llevaba en su bolsa de playa para tirarle un chorro justo en toda la cara.

Una Puesta de Sol y Nosotros [FINALIZADA]Where stories live. Discover now