Capítulo 76

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—¡Pues esto ya está! —Anunció Isabel con una palmada—. Ha quedado precioso.

Y era cierto. Habían decorado Baila Conmigo, la academia en la que se celebraría Santa Luna dentro de dos días, como si estuvieran debajo de una noche estrellada. Del techo, colgaban con hilo transparente, decenas de estrellas hechas con cartulinas doradas y, al fondo de la sala, una luna menguante pintada con purpurina blanca. Además, habían colocado de forma estratégica un par de mesas rectangulares para el sencillo catering que habían contratado.

—¿Acaso lo dudabas? —Inquirió Daphne, recogiendo su corta melena en una mini coleta, cuyos mechones no tardaron ni un segundo en soltarse de la goma y caer desordenador por su nuca—. Ya tenemos experiencia.

Isabel puso los ojos en blanco, pero no lo negó. Porque la primera vez que Alanna y Daphne se propusieron ayudar a la junta organizadora a preparar una fiesta de Halloween, fue todo un éxito. Tanto, que hasta su primo Lucas, por aquel entonces un hombre demasiado serio para tomarse nada en broma, se disfrazó. De Batman.

Alanna sonrió con nostalgia al recordar aquel día. Aquel otoño en el que dos chicas, completamente diferentes, se encontraron cuando menos se estaban buscando. Alanna se convirtió en esa amiga que Daphne ni siquiera sabía que necesitaba y Daphne en la única persona con la que Alanna se atrevió a mostrarse de verdad. Y cuatro años después, allí estaban, ayudando a Patty y Selma de nuevo.

—No puedes compararme una fiestecita de disfraces con algo tan importante —replicó Isabel con su mejor tonito condescendiente—. Santa Luna es la fiesta más importante de este pueblo. Se celebra desde antes de que yo naciese y todo el...

—Sí —la cortó Daphne sin ningún tipo de consideración—, mi tía ya me ha puesto al corriente.

La tía de Daphne, Marisa, era la mujer más alocada del pueblo. Su casa, con su fachada morada, una cúpula de jazmines en su jardín y la casa pintada como si fuera una tienda de chucherías, era toda una atracción turística.

—Hablando de tu tía, ¿por qué no ha venido hoy?

El móvil de Alanna vibró con la llegada de un mensaje.


Llegas tarde, 🐭


—Está cosiendo la orilla de su vestido de novia. —Escuchó que decía Daphne mientras tecleaba una respuesta para Nick.


Sigo en la academia.

Patty me tiene recluida 🙄


—¿Su vestido de novia? —El desconcierto tiñó la voz de Isabel.

—Creo que es el que piensa utilizar el sábado... —dijo Daphne, con un encogimiento de hombros. Como si fuese algo completamente normal que su tía se vistiese de novia para un evento del pueblo. Que claro, siendo Marisa de quien hablaba cualquier cosa era probable.

Alanna no pudo evitar reírse de la cara de espanto que puso la madre de Nick.


¿No era Selma?


—¿Me estáis tomando el pelo?

Los ojos acusadores de Isabel la miraron directamente a ella que, rápidamente, negó con la cabeza.

—No, de verdad —afirmó Daphne—. Estaba arreglando un vestido blanco. Y largo. Y... demasiado elaborado como para ser un vestido informal.

—¡Ay virgen santísima! —Exclamó Isabel, llevándose una mano al pecho—. Tengo que hablar con tu tía inmediatamente.

Una Puesta de Sol y Nosotros [FINALIZADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora