Capítulo 73

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Cuatro besos de Lola Índigo estaba sonando cuando entraron en el local de Oliver. Alanna seguía flipando con la noticia. Oliver era el dueño del Misterio, el único pub que había en Torreluna y que funcionaba a la perfección. Pero, entonces, ¿por qué trabajaba en el chiringuito? ¿Y en la gasolinera? A no ser que también fuera el dueño de ambos negocios. Dios, se moría por hablar con él. Por sacarse todas esas dudas.

Pero esa no era la noche para hacerlo. Porque habían ido todos al bar a divertirse. Era lunes por la noche, por lo que el local no estaba a reventar como solía estarlo los fines de semana, pero al ser verano, y con muchos vecinos de vacaciones, había bastante gente. La suficiente como para que el ruido fuera un poco estridente para sus sentidos.

Respiró hondo, tratando de calmar la tensión que comenzaba a envolverle los huesos. Buscó cinco cosas que pudiera ver y las deletreó. Hizo lo mismo con cinco cosas que pudiera escuchar. Después, cinco que pudiera oler. Justo cuando estaba centrada en esa tarea, percibió el aroma de Nick tras de ella. E inhaló su perfume hasta embriagarse de él.

—¿Todo bien ratona? —Le preguntó y el roce de su aliento sobre la parte trasera de su oreja la estremeció.

Asintió y ladeó la cabeza para mirarlo. Para sonreírle en un gesto de agradecimiento por estar siempre tan pendiente de ella y de su ansiedad. Nick le guiñó un ojo y la empujó suavemente hasta conducirla a una de las mesas más alejadas de la pista de baile.

—¿Qué queréis? —Consultó Oliver cuando se hubieron sentado.

Obviamente, todos pidieron cerveza. Menos ella. Pero Oliver se negó a traerle agua y le dijo que iba a prepararle uno de sus cócteles estrella. Venus se rio de él, Nick lo miró fatal y Alanna suspiró con fuerza. Porque la inquina que esos dos mostraban hacia Oliver alcanzaba el dramatismo.

—Sois unos bordes con él —les dijo, sorprendiéndose a sí misma de ser capaz de decir algo así en público.

—Se lo merece —terció Venus.

—¿Por qué? —la enfrentó Alanna—. Entiendo que Nick no lo pueda ni ver, pero ¿tú Venus? ¿Qué te ha hecho para que lo odies tanto?

Llevaba semanas haciéndose esa pregunta.

—A mí no me ha hecho nada —aseguró Venus, aunque con la boca un poco pequeña—. Pero le hizo daño a mi amigo y eso no lo olvidaré jamás.

Alanna la hubiera creído, si no hubiera percibido esa leve vacilación en su voz, o el modo en el que había desviado los ojos, sin dejarlos fijos en un punto. Lo que le hacía pensar que, en contra de lo dijera, su prima si tenía algo personal con Oliver. Pero ¿qué?

—Entonces ¿si Nick decidiera perdonarle, tú también lo harías?

—Nick no lo perdonará jamás —le garantizó la morena—, y deberías saberlo, tan amigos que sois ahora.

Guau. Qué a saco.

¿Qué estaba tratando de decirle? ¿Qué ella no sabía nada de Nick? Quiso reírse, de verdad que sí. Quiso reírse de ella, de Lucas, de todos los allí presentes que no eran capaces de ver el agujero que existía en el pecho de Nick desde que Oliver y Jess le traicionaron. Que no eran capaces de ver que toda la rabia que le lanzaba Nick a Oliver solo era un escudo. El mismo escudo que levantaba ella contra su hermano. Porque el miedo a perdonar, a sentirse vulnerable, a poder ser heridos de nuevo, era mucho más fácil de sobrellevar con rencor y hostilidad.

Sin embargo, tampoco quería dejar expuesto a Nick de esa forma. No delante de todos.

—No te he hecho esa pregunta —rebatió. No le pasó desapercibido que nadie interfirió entre ellas. Ni siquiera Nick, que, a fin de cuentas, era el protagonista de la conversación.

Una Puesta de Sol y Nosotros [FINALIZADA]Waar verhalen tot leven komen. Ontdek het nu