Doce

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Los agentes de la paz vuelven para escoltarme. La estación de tren está un poco más distancia del Edificio de Justicia así que necesitamos utilizar un coche. Oceanus, el otro tributo parece estar más que contento de estar aquí, aunque su mandíbula está apretada en una mueca que lo hace parecer enfadado. No ha derramado ni una lagrima, de eso estoy segura.

La estación de tren está abarrotada de periodistas con cámaras que buscan nuestra mejor imagen, mi cara sale en todas las pantallas y aunque me cueste admitirlo, me veo hermosa. Mi traje blanco potencia mi bronceado y mi pelo rubio cae alrededor de mi cara enmarcándola como un halo de rayos de sol.

El tren es uno de esos de alta velocidad del Capitolio. El viaje apenas durará unas horas. El tren es el lugar más elegante en el que he estado. Cada uno tenemos un alojamiento con dormitorio, vestidor y baño.

Gala Pyros me anima a probar algo de la ropa mientras el otro tributo, Oceanus, me lanza miradas como cuchillos. Sus ojos claros son fríos y distantes. Sin ninguna intención en cambiarme rebusco en el vestidor, como no encuentro nada mejor que el nuevo traje que me ha comprado mi madre, me lo dejo puesto.

Tan solo inspecciono el cuarto de baño, me lavo la cara, me cepillo el pelo y practico un montón de muecas y sonrisas delante del espejo.

- ¡Hola! Soy Kora Seasse, estoy encantada de estar en los Juegos del Hambre- digo una y otra vez.- Es un honor poder representar a mi distrito. 

Gala viene a recogerme para la cena, cuando me encuentra vestida con el mismo traje blanco de gasa da un bufido y rueda los ojos.

La sigo hasta un comedor de la anchura del tren con las paredes de madera oscura. Oceanus espera sentado en la mesa, parece aburrido.

- ¿Quién es nuestro mentor?- pregunta Oceanus. Su voz es algo grave, a pesar de tener diecisiete años.

- Bien, bien. Este año el Capitolio ha pedido a Annie Cresta que sea la mentora- dice ella con un poco de culpabilidad. ¿Quién no tendría culpabilidad ante esta situación? Todo Panem sabe que Annie está enferma desde sus Juegos, algunos se atreven a llamarla loca, otros preferimos decir que no está bien del todo.

- ¡Pero si está loca!- escupe Oceanus. Le lanzo una mirada de odio.

- Eres muy delicado- le reprocho con sarcasmo. La tensión se palpa en el aire, y todavía no hemos llegado al Capitolio. 

- Ha sido a petición del Capitolio- lo reprende Gala Pyros- Ahora mismo está descansando, la podréis ver después de la cena.

Con todo dicho nos sentamos alrededor de la mesa. La abundante comida comienza a aparecer delante de nosotros. Carne, pescado, sopa, salsa, verduras, frutas... y un pequeñísimo postre.

- Hay que mantener la disciplina- dice Gala Pyros sonriente en referencia al postre.- No queremos que engordéis. Tenéis que estar bellos y hermosos. 

Casi me atraganto con la comida. ¿Quién usa esas palabras para referirse a los tributos? Al parecer Gala. 



73º Juegos del Hambre (Todos los libros) TERMINADAWhere stories live. Discover now