Veintidós

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Los ciudadanos de Panem no pueden ver los entrenamientos. Supongo que verlos contaría como ventaja para los próximos juegos. Es como si los Vigilantes lo considerasen un secreto. A cambio de esto le dan a la audiencia un punto de partida para saber el potencial que se supone que tenemos. También pueden así comenzar a planear las apuestas que harán. El número, o la nota, oscila entre el uno y el doce. Donde el uno es lo peor de lo peor, y el doce lo mejor de lo mejor. Por supuesto que está cifra no garantiza quien va a ganar. Puede que varios tributos obtengan la misma nota, pasa siempre porque somos veinticuatro y solo doce posibilidades de nota... Sé que hace unos años ganó un chico que tenía por nota un tres... Por lo que nunca se sabe. Lo mismo hay un asesino profesional que tan solo ha estado fingiendo durante los entrenamientos ser un desastre... Obtener una nota alta te convierte en un objetivo, pero necesitaba demostrar lo que sé hacer porque necesito patrocinadores. Uno necesita casi siempre a los patrocinadores. Puede que no tengas provisiones y necesites comida o agua, o te hayas hecho una herida, o necesites un arma... 

Me incorporo en la cama cuando alguien golpe la puerta suavemente. 

- Adelante- digo elevando un poco la voz mientras me aliso el pelo para no tenerlo totalmente enredado. 

No es Gala, sino Annie quien asoma su cabeza por la puerta antes de asegurarse de que puede entrar. 

- Vamos a cenar- me avisa con una voz débil, como si estuviese tanteando el terreno pasar saber si no me voy a levantar y comenzar a gritar... 

- Gracias por avisarme- digo esbozando una pequeña sonrisa. Ella entra lentamente en la habitacion y cierra la puerta tras de sí con un suave golpe.

- ¿Qué tal te ha ido?- pregunta sonriendo con pena.- No parecías contenta cuando llegaste de la sesión. 

- Me fue bien. Mejor de lo que cabría esperar... simplemente no sé si estoy haciendo lo correcto. 

- Creo que no hay nada incorrecto que puedas hacer dadas las circunstancias- dice simplemente, pero sus palabras me sorprenden. 

- ¿Qué tal le ha ido a Oceanus?- pregunto cambiando el foco de atención hacia él. 

- Nos ha contado que ha usado... el tridente- dice ahogadamente. ¡Joder! ¡Mierda! No debería de haber preguntado. Asiento hacia ella en respuesta. 

De todas formas el chico es muy poco original. Ya sabemos que es hijo de un pescador, no es de extrañar que se le de bien usar el tridente o las redes o... cualquier objeto con el que uno pueda pescar. 

Los estilistas también están presentes está noche. No me gusta que estén aquí como el ambiente no es precisamente amigable, es muy tenso y añadir gente a la combinación no nos hace ningún favor. Gala se preocupa de señalar que hoy tenemos ostras para cenar. Son muy buenas y eso, pero me recuerdan demasiado a casa. No solo porque las ostras vengan del mar, sino por es de donde ¡malditamemente! yo obtengo las perlas. Una perla tarda diez años en formarse... Imaginaos como de caras son. Por eso es el mejor trabajo del distrito 4. Tenemos que buscar hasta debajo de las rocas para encontrarlas, literalmente. 

Estas ya están abiertas por lo que si alguna vez hubo una perla dentro es posible que yo la hubiese cogido. 

Después de cenar nos sentamos en el salón para ver cómo anuncian las puntuaciones en el televisor que hay encima de la chimenea. Primero ponen una foto de los tributos y después aparece abajo su nota. Me fijo en algunas que parecen interesantes. Selver el chico del 1 obtiene un diez. Después viene Crystal con un ocho. A continuación sale Randall del distrito 2 con un diez. Y después Isolda con un nueve. No sé lo que habrá hecho esa chica, pero no debe de haber sido solo combate cuerpo a cuerpo... Lo cierto es que la nota de Crystal está bien, teniendo en cuenta que solo tiene catorce años y que está más interesada en la moda del Capitolio que en otra cosa. Los tributos del 3 sacan un seis y un cinco... Y entonces llegamos nosotros. Primero es el turno de Oceanus. Observa la pantalla con el ceño fruncido mientras sale su foto y después sonríe cuando sale su nota. Un nueve. Debe de ser bueno con el tridente... Puede que sea un rival aun más potente de lo que creí. 

Mi foto sale en la pantalla y después mi nota. Un diez. No estoy demasiado impresionada sin embargo... No es que quiera parecer una creída ni nada, tan solo es que llevo preparándome desde los diez años, se supone que cuando uno lleva preparándose tanto tiempo para algo, cuando lo hace bien no se sorprende realmente. Eso no quieta que este contenta... o descontenta si me fijo en que esto atraerá la atención hacia mi. 

Annie me abraza debilmente pero deposita un beso en mi frente. No me dice que está orgullosa, o que lo he hecho bien. ¿Quién diría eso? Tal vez los mentores del uno o del dos... pero no Annie, la mentora del cuatro. 

Después de esos momentos y de recibir miraditas furtivas de Oceanus me fui a mi cama. Él me odia. No me extraña... Cree que soy una maldita niña rica del distrito cuatro que ha entrenado toda su vida y que tiene un trabajo de ensueño con el que gana mucho dinero. Pero ahora estamos en igualdad de condiciones, morimos o vivimos... no podemos volver a casa sin ganar así que, no veo porque tiene que mirarme con asco. Bueno, si que lo veo... soy una rival. Una más que añadir a la lista, si él me viese como una persona débil y sin posibilidades tal vez me miraría con pena y no con asco... Pero no soy débil. 

¡Hola! Sigo escribiendo aunque no tengais muchas esperanzas. Puede desaparecer de vez en cuando durante las proximas semanas por temas universitarios. Exámenes. Exámenes. Exámenes.... 


73º Juegos del Hambre (Todos los libros) TERMINADAWhere stories live. Discover now