Veintitrés

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Como Oceanus y yo entrenamos por separada. Voy a estar primero durante cuatro horas con Annie y después pasaré cuatro horas con Gala. 

Annie y yo nos sentamos encima de mi cama con las piernas cruzadas. No necesito que me de instrucciones sobre la entrevista si no le apetece. No me importa, pero me gustaría que al menos hablara de algo porque sino me voy a aburrir muchísimo durante cuatro horas. 

- ¿Cómo crees que deba enfocar la entrevista?- le pregunto a Annie mientras tomo un trozo de naranja de la bandeja de plata que descansa entre nosotras. Ella alza la mirada y hace contacto con mis ojos pero sin decir nada.- Ya sabes...- comienzo a decir.- El enfoque dulce, el sexy, el creído, el de perdedor, el gracioso.... ¿Cuál? 

- Creo que ser uno mismo es siempre la mejor opción. Eso sí, espera a que te hagan las preguntas y no actúes de forma nerviosa...- la pobre comienza a divagar un poco sobre el tema. 

- Annie, estaré bien- le aseguro apoyando una mano sobre su rodilla.- Creo que la entrevista es la parte menos peligrosa de todo esto. 

Ella asiente en respuesta y su pelo rebota sobre sus hombros. Es largo, pero no tanto como el mío. 

- ¿Hay algo concreto que no debería hacer?- pregunto levantando una ceja. 

- Eh... No les des a entender que odias los juegos...- contesta tímidamente. Siento como si ella fuese un pez en el agua y yo un tiburón que se acerca para atacar. En cualquier momento ella puede salir "nadando" de aquí asustada hasta la medula. 

- Me lo imaginaba- digo con una pequeña risita. 

- Ellos quieren conocerte. Todos los que están ahí afuera van a querer saber todo sobre ti. Lo que te gusta hacer, tu comida favorita, cómo es tu familia... Todo- me advierte. En realidad es como ella lo ha enfocado, ella ha hecho que suene a una advertencia.- Tienes encanto natura, incluso con la boca cerrada. Además tienes una clara ventaja sobre las demás tributos. Eres guapa, pero no de una forma artificial... 

Me abstengo de hacerle preguntas a Annie sobre sus juegos. Sin embargo, sé que cualquier tipo de información viniendo de ella podría serme útil... pero no quiero ponerla al borde de un ataque o la locura. La necesito lo más cuerda posible para que me patrocine. 

- Me recuerdas a él- susurra. 

- ¿Perdón?- le digo volviendo a la conversación. 

- Me recuerdas un poco a Finnick. Los dos tenéis los ojos verdes y el pelo rubio...- comienza a decir de forma insegura. 

- Finnick tiene el pelo más dorado, yo lo tengo más blanquecino... 

- Sigue siendo rubio- dice esbozando una pequeña sonrisa por primera vez. Finnick y yo bien podríamos ser primos... Finnick, yo y la mitad del distrito cuatro. Digamos, solamente, que los rubios bronceados abundan en el distrito cuatro. Aunque no todos son guapos, ni mucho menos. 

El silencio se instala entre nosotras por lo que seguimos alargando la mano frente a nosotras y comiendo más gajos de naranja fresca, deliciosa, natural... 

- He dicho que no creo que debas tomar un enfoque porque ya tienes muchas de esas cosas que has mencionado. Creo que eres dulce, sexy, confiada, misteriosa.... todo en una misma persona y todo a la misma vez, por eso no necesitas ningún enfoque. 

- ¡Vaya! Muchas gracias, Annie- digo esbozando una gran sonrisa. No solamente porque me ha alegrado un poco el día, sino porque el tono de voz que ha usado ha sido más alto que los anteriores. 

Gala aparece en la habitación y me lanza una mirada mortal cuando se da cuenta de que hemos estado comiendo naranjas encima de la cama. ¿Qué es esta? ¿Su casa? No sé porque se ha empeñado en matarnos de hambre a todos con eso de restringirnos tanto la comida. Cada día comemos menos. Una cosa es no tener postre, pero otra es que parezca que nos pesa la comida. 

Gala le dice a Annie que Oceanus espera en el comedor. Después Annie sale de mi habitación y nos deja a Gala y a mi solas. La miro a los ojos sin apartar la vista, pero no de una forma desagradable... sino esbozando una pequeña sonrisa que se supone que solo se ve reflejada en mis labios. 

- ¡Bien! Necesito que te pongas un traje largo para ensaya. 

Me aguanto la risa mientras me adentro entre la gran pila de vestidos y escojo uno de ellos. Cuando me doy la vuelta con el vestido en la mano Gala está esperando con unos tacones a sus pies. 

- ¡Adelante!- dice con la voz en un tono muy agudo.- ¡Cámbiate!- me apremia. Solo hace falta que me diga: ¡Fus! ¡Fus! Como si fuese un perro. 

- Vale- digo mientras me giro y ruedo los ojos sin que ella pueda verme. Mejor que no lo vea, sino sabrá que creo que es idiota. 

Lo unico que hacemos durante las cuatro horas siguientes es caminar por el salón con tacones y en traje largo y sentarme y levantar muchas, muchas veces. La mujer no tiene mucho que hacer porque yo ya sé comportarme bien. Eso no quita que odie los tacones o cada vez que ella grita con el acento del capitolio. ¡Hombros atrás! ¡Barbilla alta! Yo considero que mi postura no es mala para nada, pero si ella me corrige será para hacerlo más... a lo Capitolio. 

- ¡Ahora a sonreír y a responder cosas educadas!- dice sentándose en el sillón de al lado. Estamos ensayando de alguna forma la entrevista.- Repite las frases detrás de mi y sonríe cuando yo sonría. 

La frases consisten en algo así: Buenas noches. Buenos días. Muchas gracias. Estoy encantada. Todo es fabuloso (Por Dios, ¿quién inventó esa palabra?). Mi plato favorito son las ostras (Hasta eso lo tengo que decir con una sonrisa)... 

- ¡Creo que te van a adorar!- exclama con una sonrisa triunfal. Por lo menos tengo su aprobación. 






73º Juegos del Hambre (Todos los libros) TERMINADAWhere stories live. Discover now