Treinta y siete

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¿Despedirnos cuando acabe la tormenta? Que equivocada estaba ayer cuando nos terminamos de beber el agua. Parece que Selver solo sabe dar más y más razones sobre por qué deberíamos de permanecer juntos más tiempo.

- Isolde sigue viva- pone como excusa. 

- ¡Qué bien porque es tu amiga...!- digo falsamente esbozando una gran sonrisa. Quiero que se vaya. Que se aleje. Cuanto más lejos mejor. 

- Todavia quedamos cuatro... el otro chico también está por ahí- pone como siguiente excusa. 

Estamos encendiendo un fuego mientras tenemos la conversación. No sé como he acabado regalándole fuego a mi enemigo, la última cerilla es mía y resulta que la estoy compartiendo. El último fuego, la última vez que podré llenar la botella metálica de agua... agua que sale del suelo, suelo que ha sido manchado por las sangre de veinte tributos. La sangre de inocentes. 

- Puedo apañármelas sola, la pregunta es... ¿puedes tu decir lo mismo?- pregunto levantando una ceja hacia él. 

Tarda un segundo mientras hace como que se piensa la pregunta. Después doy un salto hacia atrás cuando hace un extraño gesto dramático con las manos. 

- Tienes razón...- dice dramaticamente.- Solo puedo sobrevivir a tu lado, por eso te voy a perseguir hasta los confines de esta arena...- sigue diciendo dramáticamente. Una actuación bastante mala. 

- Tienes muy buen humor para ser una persona que está a punto de morir- digo entrecerrando los ojos y colocando la punta de la espada sobre la fina piel de su cuello. Su nuez se mueve de abajo a arriba cuando traga saliva y fija sus ojos en mi. 

- Dame una buena razón para no matarte- le dio seriamente. Tengo que demostrar que no me tomo esto a la ligera. Nadie que no tenga valor puede permanecer junto a mi dentro de este lugar. Puede que fuera de la arena me guíe por el corazón, pero aquí soy la más despiadada asesina sin instinto asesino real. 

- Se cazar- asegura. Me quedo unos segundos más parada con la punta de la espada pegada a su cuello. Después la aparto fervientemente.- Sabía que no me matarías- asegura ahora esbozando una sonrisa de confianza. 

- ¿Cómo?- pregunto escéptica. Ni siquiera yo sabía si lo iba a matar o no. Al menos no lo sabía hasta que dijo que sabía cazar, necesito comida, calorías, proteínas. Toda la fuerza que pueda conseguir será poca. 

- Nos vemos bastante bien cuando estamos juntos...- responde antes de guiñar un ojo. 

¡Pero será...! Pongo los ojos en blanco y me paso una mano por el pelo. Quiero una bañera, una ducha, agua caliente... Cómo echo de menos el calor... El calor, nos estás quemaduras de sol que se esparcen por mi nariz y mejillas, eso es desagradable y doloroso. 

- ¿Cómo vamos a cocinar, si es que cazas algo?- pregunto poniendo los brazos en jarras. Seguramente el muy "listo" se olvida de que acabamos de agotar nuestra ultima cerilla. 

Se detiene, se gira y cambia su mira de mi hacia el fuego, y de vuelta. 

- Estás loco si crees que me voy a quedar aquí esperando. Podría ser un plan para ir a buscar a Isolda mientras yo me quedo junto al precioso fuego esperando sin saber que volváis para matarme. 

Selver abre los ojos de par en par y parece ofendido. 

- ¿Crees que ese era el plan?- pregunta más ofendido de lo que imaginaba. 

- Te has presentado voluntario con dieciséis años, eso explica todo- le digo cruzando los brazos sobre el pecho.- Quieres ganar, y estás dispuesto a lo que sea para alcanzar tu objetivo. 

- ¿Tú no?- pregunta desafiante. 

- Yo también estoy dispuesta a todo para ganar- aseguro sin pensarlo ni un segundo y de forma muy seria. Como cuando me concentro en cumplir mis objetivos cuando trabajo. No hay nada que me pare. 

- Entonces, ¿qué nos hace tan diferentes?- pregunta antes de girarse y comenzar a caminar alejándose del fuego. 

Me quedo unos segundos estupefacta. Como esas veces en las que he visto a madres pegándole una bofetada a sus hijos y estos miraban a su madre de una forma extraña porque no se lo esperaban. Igual. No me esperaba esa respuesta. Más bien imaginaba que tenía más posibilidades recibir un flechazo justo en el corazón antes de tan siquiera poder escucharle decir... "Por eso me presenté voluntario". 

Recupero la cordura y comienzo a seguirlo por el bosque de pinos, antes de poder perderlo entre la niebla. 

73º Juegos del Hambre (Todos los libros) TERMINADAWhere stories live. Discover now