Sesenta y uno

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Obviamente solo fijaos en la ropa. ¡Dios! ¡Que pesada soy! ;)

He tomado una botella de alcohol del mueble de la cocina. A Hyperon y a su mujer, al parecer, se les ocurrió enviarme, junto con el piano, unas cuantas botellas de alcohol. No las he probado hasta ahora, pero dadas las circunstancias creo que es el momento de recurrir a ellas. 

Tenía miedo de que si empezaba a beber alcohol nunca podría parar y me volvería adicta a ello. Pero hoy prefiero correr el riesgo. Así que bebo hasta que me quedo dormida y me despierto de golpe echando a correr hacia el baño. 

Va a ser insoportable estar allí. Yo apenas soy nueva en esto, pero mucho vencedores llevan años yendo a los Juegos y conociéndose entre ellos. Con los dos mentores que hablé durante mi estancia fueron con Haymitch y Johanna, y ni siquiera en plan profundo. 

Mis padres son quienes están ahí para apoyarme durante el duro día de después de mi "envenenamiento por alcohol".  Mi madre llena la bañera de mi casa y me da un masaje en el pelo mientras me quedo ahí mirando hacia la pared. Ella no habla, y yo tampoco. Después cepilla mi pelo con un cuidado digno de una madre, pero esta vez no hace ninguna comparación entre mi pelo y el sol. Supongo que debe de haberse apagado. 

- Les vas a demostrar de qué estás hecha, Kora- dice mi madre totalmente convencida. Aunque las palabras salen con dificultad.- No importa lo que pase. Ellos van a saber quien eres...- me asegura mientras las dos nos reflejamos en el espejo del tocador.- No vas a derramar ni una lágrima por su culpa... Ninguna delante de las cámaras. 

Observo nuestro reflejo en el espejo. Y vuelvo a cuestionar quien soy. Cuando me miro no me imagino a mis padres. El pelo de mi madre cae en una mata morena por delante de sus hombros y hasta la mitad de la espalda y es tan liso como una tabla de madera. Y aunque mi padre lo tiene rapado, el color de su pelo es negro, como el de Peter. 

- Sé que me ocultas cosas, Kora- me dice mi madre.- Pero no te voy a pedir que me las cuentes. No quiero que sufras... más de lo que ya has sufrido. Sé que has visto cosas horribles y has hecho cosas horribles. No sé cómo sigues pudiendo sonreír o hacer bromas... pero lo haces- mi madre suelta una risa amarga al final. 

Después de anunciar lo del Vasallaje mis padres... pasan todo el tiempo que pueden en mi casa. Peter incluso se queda a dormir conmigo por las noches y los dos tocamos el piano, que a pesar de venir como pago por un "favor sexual", suena fantástico. 

- No creo que beber sea lo tuyo, cariño- dice mi padre mientras los cuatro nos sentamos en la cocina a beber té. 

- Creo que una vez tengo bastante. He aprendido la lección- le aseguro. 

- Así me gusta- responde mi padre guiñandome un ojo. Mi madre le da un codazo en el costado. 

- ¿Yo voy a poder probarlo, papá?- pregunta Peter mientras bebe el té con sus piernas colgando fuera de la encimera. Cinco años. Esa es la edad de Peter, pero como siempre utiliza palabras de adulto, aunque no sepa su significado. 

- Tal vez cuando seas tan grande como tu hermana...- responde mi madre en lugar de mi padre. Él asiente respaldando la respuesta de mi madre. 

Al siguiente día por la tarde, Finnick llega a mi casa. Abro la puerta de la entrada con mi hermano pequeño en los brazos y me quedo quieta. 

- ¿Qué haces aquí?-le pregunto frunciendo el ceño. 

- Nos vamos- dice rapidamente.- ¿Dónde están tus padres? Tienen que cuidar de tu hermano pequeño... 

- Están trabajando- respondo.- ¿Adónde quieres que vayamos?- entrecierro los ojos hacia él. 

- Vamos a tu playa. 

- ¿A mi playa?- pregunto casi al borde de un histérico ataque de risa.- Ninguna playa es mía. 

- No me refiero a propiedad. Me refiero a la playa donde trabajabas. La más alejada del Distrito... Nos vamos a entrenar. ¿Hace cuánto no corres? No respondas, ya sé la respuesta. Vamos a hacer reuniones y ha hablar sobre los Juegos todos los viernes de aquí en adelante. 

- No voy a dejar a mi hermano solo en casa. 

- Bien, porque yo no voy a dejar que te quedes aquí todos los días autocompadeciendote...- dice tirando de mi mano hacia el exterior. 

- Quieres que me presente voluntaria por Annie, ¿verdad?- le pregunto alejándome de su agarre. 

- ¡No!- dice con frustración.- Si sale tu nombre... no sé, de verdad que no sé lo que va a pasar. Creo que Mags ya se está preparando su propia plan incluso. Pero quiero que estemos preparados para esto y necesito alguien con quien entrenar... Annie desde luego no quiere ni que mencione la palabra Vasallaje. 

- Está bien. Voy a ir contigo a entrenar... pero solo por precaución- él asiente en consecuencia.- Ah, y nos llevamos a mi hermano. 

Finnick y yo salimos a correr todas las mañanas. Él me enseña a usar un tridente, porque como yo no soy hija de un pescador nunca lo he usado, y yo le enseño a lanzar cuchillos. Hacemos pesas levantando objetos por la mañana y por la tarde me dedico a levantar a mi hermano una y otra vez del suelo. Lo que ha Peter le encanta, por cierto. Mi madre me dice que estoy tan fuerte como antes, ni siquiera me había dando cuenta de que me había vuelto una debilucha. Todos los viernes Finnick y yo nos reunimos. Cenamos con Mags, Annie y mi familia, pero después solo nos quedamos nosotros dos para repasar todos los Juegos que Finnick recuerda. Apunto los nombres en listas y junto a ellos algunas características. 

- Mañana no te pongas nada muy... del Capitolio. Elige la ropa más normal que tengas, ¿vale?- me aconseja antes de abrazarme e irse de mi casa. 

El día de la cosecha es algo nublado y frío. Extraño para estar en verano. De nuevo es mi cumpleaños, diecisiete años. ¡Felicidades! 

Como Finnick me ha aconsejado no elijo nada de vestiditos, nada que sea muy corto, ni que enseñe mucha piel. 

En lugar de eso escojo un sencillo mono blanco, del mismo color que el traje del año que me cosecharon, y en los pies me pongo unas sandalias. Dejo mi pelo suelto y ¡listo!. 

El ambiente en la plaza es muy tenso. Normal, teniendo en cuenta todos los agentes de la paz apostados a los lados del público. Dado que somos tan poco este año todos los tributos subimos al escenario. Chicas... mujeres a un lado, hombres al otro. 

Primero sacan el nombre de Finnick... y eso ya ensombrece bastante el ambiente. Como era de esperar, Ron no se presenta voluntario por él. 

Y después de eso pasan a las chicas. Doy vueltas al anillo de mi mano frenéticamente esperando que Gala pronuncie mi nombre, pero en su lugar dice ¡Annie Cresta! y la pobre se echa a llorar justo antes de que Mags levante su brazo y se señale a si misma como voluntaria. La sangra se drena de mi cara mientras abrazo a Annie y procuro tranquilizarla. 

Después de eso los agentes de la paz nos arrastran a los tres a través del Edificio de Justicia y sin despedirnos de nuestra familias hasta el tren. 

Os comento que a veces me voy a atener a hechos del libro y otras veces al los de la película.. de pende de como me sienta... o lo que más me guste. 

Dado que en la película eligen a Finnick primero y después a Annie.... lo que ocurre al contrario que en el doce, aquí lo he puesto como en la peli. Para que no penséis que es un error. 

73º Juegos del Hambre (Todos los libros) TERMINADAWhere stories live. Discover now