Cuarenta y siete

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Entro en la casa de mis padres por la puerta trasera y me encuentro cara a cara con mi padre. Él me toma por los hombros y fija su mirada en la mía con horror. 

- ¿Qué te pasa?- pregunta sin dejarme pasar al interior de la casa porque él solo ocupa toda la puerta. 

Me doy cuenta de que debo verme horrible, pero es que hoy las cosas van cada vez a peor. Lo de la boda ha sido la gota que ha colmado el vaso. Nunca he visto una boda y estaba muy entusiasmada con esta porque iba a ser la primera y además porque Yunke es mi amigo. 

Trato de explicarme pero tan solo logro emitir un sollozo mientras bajo la mirada al suelo, cuando me doy cuenta de que acabo de sollozar levanto la mirada para encontrarme con mi padre, que no sabe que hacer en este caso. 

- Vamos a hablar dentro- dice antes de tirar de mis hombros y hacia el interior de la cocina. 

El familiar olor envuelve mi cuerpo nada más entrar y me reconforta de una manera ilógica. Mi padre me guía hasta los taburetes de la isla de la cocina y se pone a trastear en los armarios en busca de un vaso. Cuando por fin lo encuentra lo llena de agua y lo pone frente a mi. 

- Bebe, calmate y después hablamos...- me pide. 

Tomo el vaso y lo termino de un trago. Estaba realmente sedienta. Me obligo a relajarme y al final todo se reduce a unos extraños sonidos que salen de mi boca y me agitan los hombros cada pocos segundos. 

- Ahora que estás calmada cuéntame lo que ha pasado. 

Le cuento a mi padre lo que pasa sobre la boda. Obviamente omito la parte en la que todo el mundo ajeno a mi me está recordando los rumores sobre yo siendo la falsa hija de mis padres, eso les molesta mucho. 

- Habrá más bodas, Kora- me recuerda mi padre.- Tienes tiempo de ir a otras y seguro que Yunke tiene buenas razones para hacerlo. En estos momentos tú acudiendo a una boda sería algo a tener en cuenta... todo el mundo hablaría de sobre ti y no sobre la novia... Supongo que es por eso. 

- Pero yo... no sé- trato de decir algo, pero es que ni siquiera sé que puedo argumentar contra eso. 

- Hace apenas unas semanas que has ganado los Juegos. La gente todavía está como loca sobre eso...

- Pero es que me siento inútil- digo dejando caer los brazos con fuerza.- No puedo trabajar, no puedo acudir a bodas... no puedo hacer nada más que estar en mi casa sin hacer nada. 

- ¿Quieres hacer algo?- pregunta seriamente. Asiento con la cabeza fuertemente.- Hay una chica a la que puedes ayudar... su padre trabaja en mi barco, es uno de mis marineros. 

- ¿Qué le pasa a su hija y por qué puedo ayudarla?- pregunto frunciendo el ceño. No tengo ni idea de adónde quiere llegar. 

- Su hija está postrada en cama, no puede moverse y necesitan dinero extra para pagar sus medicinas. Tú puedes ayudarles a pagarlas ahora que tienes mucho dinero, puedes también visitar a la chica... 

- Está bien. Voy a hacer eso...- respondo. 

Después de eso mi padre me entrega todos los detalles sobre donde vive la chica. ¡Genial! La zona de los pescadores... de donde venía Oceanus. Espero no encontrarme con su familia. 

Según mi padre la hija de este hombre es Susan Waterhouse y no le funcionan las piernas. Pobre chica. No recuerdo haberla visto en las Cosechas, pero el Distrito cuatro es grande así que no me extraña. 

Cuando llego a la casa la familia me recibe como si realmente fuese una reina o algo... tal vez su salvación. La chica, Susan, es su única hija y tiene un año más que yo. Es morena y con la piel muy blanca. Parece débil a simple vista y además cuando hablo con ella descubro que es tímida. 

Los padres la mantienen sentada en su cama, aunque a veces la cambian hacia una silla en el porche o en el salón. No ha ido a la escuela, ha aprendido en casa a leer y escribir. Después de eso menciona que le encanta leer y entonces entiendo por qué tiene tantos libros en su habitación. Todos gastados por supuesto... 

Me quedo allí hasta que es hora de cenar y me voy dándoles mi palabra de que les daré dinero para las medicinas de su hija. Me pasaré todas las semanas para dárselo. A cambio de esto la mujer promete hacerme una manta de lana para mi cama, lo cual no necesito pero agradezco de todas formas, ella alega que es cosedora de redes de pesca y que le encanta mucho más tejer cosas más bonitas. 

73º Juegos del Hambre (Todos los libros) TERMINADAWhere stories live. Discover now