Setenta y seis

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Está matando gente. Snow está ejecutando a mucha más gente en los Distritos. En las plazas. Con las cabezas cubiertas, tal y como mató a mi familia. 

Y mientras tanto yo aquí llevando a cabo un horario. 7:00 Desayuno. 7:30 Entrenamiento militar. Después hasta el almuerzo. De nuevo otra vez entrenamiento militar. La cena. 22:00 Aseo y duchas. 22:30 Fuera luces. Lo que significa que todos nos vamos derechos a la cama si no tenemos turno de noche. Aunque el otro día Gale y yo estuvimos despiertos más tiempo leyéndonos el libro de estrategias militares. Nadie se dio cuenta de que estábamos despiertos y no vinieron a decirnos nada.

Después de... ir al Distrito doce. Y digo ir, porque eso no puede llamarse excursión. Gale ha acompañado a Katniss a su compartimento. 

- ¡Soldado Seasse!- dice Boggs llamándome desde atrás. Por un segundo tengo ganas de echar a corre por los pasillos y perderme entre las tuberías o algo. Pero me quedo quieta en el sitio hasta que él llega hasta mi. "Soldado" ese es el rango que tengo ahora. Antes era Kora, ahora soy la soldado Seasse.- Me han encargado que le de esto- dice alargando una especie de pulsera de metal que parece muy tosca.

- ¿Qué es?- pregunto mientras alargo la mano hacia él para que lo coloque.- ¿Un localizado? ¿Quieren tenerme controlada?- pregunto casi a modo de chiste. 

- No, es un brazalector. Recibirás mensajes y pitara. Es un privilegio especial. Gale ha recibido el suyo por salvar tanta gente del doce.

- ¿Y yo? ¿Por qué lo recibo?- pregunto entrecerrando los ojos hacia él. Es algo sospechoso. 

- Lo esta haciendo realmente bien en los entrenamientos. Le va bastante bien con los diferentes tipos de pistola y has obtenido muy buena nota en tu examen de tácticas- dice mientras seguimos caminando por los pasillos sin rumbo aparente. 

Después de esto me voy al compartimento y espero junto con Gale hasta el momento de la "reflexión familiar". 

- ¿Te han dado este chisme?- le pregunto mientras levanto el brazo en el aire para mostrarle el brazalector. 

- Sí- dice levantando su brazo. 

- Entiendo que nos lo hayan dado... pero todavía no estoy segura de si me va a gustar llevar esto puesto todo el día y escucharlo pitar...- le comento mientras me dejo caer en la cama. 

- Le han dado el alta a Beetee- dice Gale de repente. 

- Bien. Eso significa que ya está bien- le digo volviéndome a incorporar. 

- No. En realidad no puede caminar. Nada. 

- Vaya. Retiro lo dicho. Eso no es bueno- digo antes de tenerme que ir hacia el hospital. Ahora siempre voy al hospital para ver a Finnick en el tiempo de "reflexión familiar". 

- ¿Finnick?- pregunto mientras entro en su habitación. Escucho unos sollozos. Frunzo el ceño y miro a Finnick que está sentado de espaldas a la puerta.- ¿Finnick?- vuelvo a preguntar mientras me acerco a él lentamente. Como si no quisiese asustarlo.- ¿Por qué lloras?- le pregunto mientras me siento a su lado y lo envuelvo con una lado. Aunque él no contesta a mi pregunta, en cambio, llora todavía más alto. 

El chime de mi muñeca, el brazalector, comienza a pitar alocadamente y me da un susto de muerte. Leo el mensaje. Tengo que ir a la sala de mando. Perfecto. Adiós cena. Hola reuniones de guerra. 

Entro en la sala de mando y parece que todos están ya ajetreados. La presidenta Coin por un lado. Plutarch por otro y Beetee en su silla de ruedas. Pobre hombre, al menos él nunca ha sido de los de acción, más bien un genio inventor... 

- Hola- digo mientras me acerco para que noten mi presencia.- Me ha llegado un mensaje al... brazalector- digo. Todavía no me gusta mucho esa palabra. Es nueva y rara. 

- Sí. Puedes tomar asiento- me dice Plutarch. Vale, bien. Tomo asiento en una de las sillas grises alrededor de la mesa de la sala de mando. 

Katniss entra en la sala pero tampoco la notan a ella al principio. ¿Qué les pasa con esa pantalla que no dejan de mirar? Plutarch hace una señal para que Katniss se acerque. Yo por otro lado me levanto de la silla y me apoyo en la pared del fondo junto a Gale. Miro la pantalla y veo a Caesar Flickerman salir en ella preparándose para una entrevista. ¡Pero qué...! ¡Peeta! Me llevo una mano a la boca, pero Katniss no logra contenerse y suelta un grito ahogado. ¡Está vivo! ¡Y más sano que nunca! Comienzan a hablar sobre lo que pasó en la arena. 

Agarro el brazo de Gale instintivamente cuando Peeta comienza a retratar perfectamente lo que siente uno cuando está en la arena. Atrapado como un bicho dentro del bote de cristal de un niño pequeño, diría yo. Te cuesta todo lo que eres. Esa frase resume todo. Uno nunca vuelve a ser el mismo. 

Yo era una chica de quince años con la vida solucionada. Un buen trabajo. Una buena familia. Comida delante en el estomago. Amigos. Casa. No me faltaba de nada. 

Ahora solo me tengo a mi misma. Te cuesta todo lo que eres. No la vida, porque sigues respirando. 

Caesar dice algo sobre Katniss sabiendo el plan de los rebeldes y él comienza a gritar para defenderla. ¡Vaya! Después mencionan a Haymitch. Creo que está en algún lugar recuperándose de su alcoholismo. Ni idea de donde está ese lugar entre tanto alijo de hormigón.

La cosa se pone fea cuando Peeta comienza a hablar sobre la guerra. Matarnos los unos a los otros. Dice que no quedará gente suficiente. ¿Alto al fuego? Frunzo el ceño cuando esas palabras escapan de la boca de Peeta. Si ahora mismo dejo de disparar las armas que me dan en los entrenamientos militares la muerte de mi familia habrá sido para nada. Nada. 

Cuando la entrevista termina deja caer mi mano que ha estado agarrando el brazo de Gale y esperamos la reacción de Katniss. Algunos comienzan a cuchichear palabras muy feas sobre Peeta. No creo que se merezca esas palabras. Pedir la paz... no es algo que pueda considerarse malo. 

- No te he dado permiso para salir, soldado Everdeen- dice la presidenta Coin cuando Katniss llega a la puerta de la sala de mando. Boggs pone una mano sobre el brazo de Katniss y ella se asusta por su toque. Aparta el brazo de un golpe y sale corriendo al pasillo. 

- ¡Katniss!- llama Gale mientras los dos echamos a correr. Gale tapona la puerta con su cuerpo para evitar que Boggs o cualquier otro corra detrás de ella. Y no sé cómo, el codo de Boggs acaba impactando con la nariz de Gale. Otro de los soldados o guardias o como se llamen, tarta de coger mis brazos y los lleva hasta mi espalda. Levanto un pie, le doy un pisotón, giro sobre mi cuerpo y hago que se caiga de culo en el suelo impactando mi pie contra el único pie que ahora taca el suelo. 

- ¡Basta!- dice Coin. Gale y yo paramos de inmediato.- Los dos. Dadme los brazalectores. Ahora- dice desde su sitio. 

Me llevo la mano a la muñeca y arranco el cachivache de metal. Camino hasta ella tranquilamente y se lo entrego en la mano. Gale hace lo mismo. 

- Podeis iros, soldados- dice Coin dejándonos por fin salir de la sala de mando. 

- Creo que acabamos de ser degradados- digo entre risas por el pasillo.- ¿Estás bien?- le pregunto.- Deberías de ir a lavarte la nariz- sugiero. 

- No. Antes voy a encontrar a Katniss. Nos vemos después- dice justo antes de salir corriendo y así de buenas a primeras me he vuelto a quedar sola. 


73º Juegos del Hambre (Todos los libros) TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora