Treinta y nueve

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Mi madre siempre dice que soy tan cálida como el sol. Aunque ahora me siento tan fría como la nieve. Aunque la nieve también quema. Es hora de volver a ser el sol, al menos durante unos segundos. 

Oigo el quejido que emite Selver. A penas tengo que darme la vuelta para encontrarlo en el suelo tirado, porque no se puede describir de otra forma su postura. 

La nieve es pura, bonita y perfecta hasta que se tiñe de rojo. Hasta que la sangre llega para ensuciarla creando sus ríos de dolor, de muerte. 

Me coloco de rodillas junto a Selver y observo su herida. El hacha a desgarrado toda su carne en el estómago, ni siquiera yo puedo hacer algo. Esto se sale de mi alcance. Supongo que tiene las manos por encima para que no se derrame más sangre de la que ya está derramando. 

- Oh... cuanto lo siento- logro decir aguantando un poco a Kora la chica que llora.- De verdad que yo...- comienzo a decir sin saber donde poner las manos. Decido sujetar con ellas sus mejillas e inclinarme hacia delante para mirarle a los ojos. 

- Por favor, haz que esta muerte sea más dulce de lo que ya es...- pide entre pesadas respiraciones. Algo de sangre se escapa por el lado de su labio. Ignoro el dolor que siento en el lado derecho de mis costillas y aspiro aire helado antes de comenzar. 

Vestido de blanco, 

trota por el cielo, 

remueve la escarcha

y la lanza al suelo. 

Cuelgan de los árboles, 

lágrimas de hielo

porque no tienen suficiente, 

con cubrir solo el suelo. 

La única poesia sobre el invierno que he conocido en toda mi vida. La mayoría que me sé son sobre el verano o sobre la pesca, no sobre un invierno lleno de nieve. Pero por eso creo que es todavía más especial. 

- Ha sido...- comienza a decir, pero pongo una mano sobre su boca. Y la sangre mancha mi guante. Como de quien estamos hablando es de Selver y no de cualquiera él continua hablando incluso bajo el guante.- Creo que me merezco un beso desde hace mucho tiempo...

¡Dios, hay gente que nunca cambia! Ni siquiera cuando se están muriendo y tienen literalmente las tripas fuera. 

Me quedo mirando sus ojos unos segundos antes de inclinar la cabeza y posar un suave beso en su mejilla derecha. Cuando levanto la vista sin separar la cabeza demasiado, pero lo suficiente para saber que está decepcionado. ¡Y nadie quiere decepcionar a un moribundo! 

Desvio un poco los labios, lo sufiente para sentí que estoy justo encima de los suyos y poso allí el beso más suave que jamás he dado. Se siente como aquella vez que una mariposa se poso en mi brazo, me hacia cosquillas... pero era una sensación muy agradable. Es como el aleteo de esa mariposa o como el batir de las pestañas. Suave. 

Cuando me retiro y sigo mirando a Selver a los ojos, me doy cuenta que él ya no está allí. Se ha ido. Sea lo que sea lo que eso significa. 

Es entonces cuando comienzo a notar el sabor de su sangre en mis labios. En el momento en el que retiro la mirada de la cara de Selver la desvío hasta un lugar peor. 

Lo que ha ocurrido hay es una carnicería en toda regla. Me recuerda a cuando acompaño a mi padre para que negocie con los peces y comienzan a desangrar a los pescados mientras los cortan y en el suelo se forma un río de sangre. Y lo único que uno puede oler en el aire es cobre. 

Me aparto hacia un lado y agacho la cabeza hacia al suelo cuando llegan las arcadas. Por suerte el pelo crea una cortina alrededor de mi cara. No quiero que todo Panem vea como la tributo del cuatro vomita bilis en la arena después de haber sido ella la que ha causado algunas de esas muertes. 

Esto no es solo un poco de sangre. La forma en la que las tripas de Selver se esparcen fuera de él es más de lo que cualquiera pueda soportar. Lo que antes era un río, ahora es un lago de sangre. Hay sangre debajo de sus manos, en el filo de su boca y por supuesto a su alrededor. El chico del siete tampoco se queda corto, porque la herida del corazón también ha causado un río que desciende por la nieve a paso lento. 

Entre tanto escándalo el cielo comienza a oscurecerse rápidamente. Y sin darme cuenta estoy sumida en la total oscuridad. Uno no puede escuchar los gruñidos claramente no humanos y el sonido de un montón de patas chocando contra la nieve a gran velocidad. 

Esto es el gran final. 


73º Juegos del Hambre (Todos los libros) TERMINADAWhere stories live. Discover now