Noventa y nueve

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Todos los que nos hemos quedado en el Distrito trece estamos aquí. Es decir, Plutarch, Coin, Effie y yo. Tienen un plan que van a llevar a cabo. Nosotros solo nos tenemos que sentar y mirar. Observo la caracola pintada en mi brazo mientras esperamos a que la hora de transmitir llegue. La espera es una cosa horrible, no soy una persona muy paciente. Normalmente me gusta que las cosas que concentran una gran tensión pasen cuanto antes. Mis pensamientos son normalmente los que acaloran la espera. Es eso lo que tiene de malo, cuando uno tiene suficiente tiempo por delante, comienza a pensar en las cosas demasiado. Trazo los contornos de la caracola con la punta de mi dedo. No nos traen la cena, aunque si tazas de café humeante, azúcar y nada. Tomo un azucarillo y me lo llevo a la boca. Nada de café o nata para mi. 

- ¡Ya está!- anuncia Plutarch mientras la imagen de Katniss sale en la pantalla de la sala de mando, en una de ellas. 

- Os habla Katniss Everdeen. Me dirijo a todos los fieles desde el corazón del Distrito dos...- aquí acaba la cosa porque la multitud comienza a gritar algo así como... ¡supervivientes! 

Me inclino en la silla hacia delante y espero con los codos apoyados en mis muslos y dejo mi cabeza caer encima de mis manos. Suspiro para tranquilizarme. Los faros de un tren aparecen y todo el mundo se pone a gritar... ¡preparados! ¡preparad armas! Un montón de gente se precipita fuera de los trenes, con las manos en alto mientras los rebeldes del dos los apuntan. La cosa se torna un poco mal rápido. Uno de los hombres sale tambaleándose del tren y no quiere tirar el arma. Escucho la voz de Boggs pero... es difícil entrevera bien entre tanto escándalo. Disparos. Pero no del hombre. Todos en la sala contenemos el aliento mientras Katniss corre hasta el hombre para ayudarlo. La cosa se torna del todo mal cuando el hombre pone su pistola contra el cuello de Katniss. 

- Oh, no- suspira Plutarch. Ya me lo estoy imaginando, perder a su querido sinsajo sería un golpe duro para la rebelión. Tal vez incluso el fin. Pero me sorprendo cuando Katniss comienza a dar un discurso bastante inspirador. Puede que Katniss no actúe demasiado bien, pero siendo ella es un genio. 

- ¡Esta gente no es el enemigo. Todos tenemos un enemigo en común. Y es Snow. El corrompe todo y a todos. Hace que nos volvamos los unos contra los otros! ¡Dejad de matar por él! Esta noche apuntad vuestras armas al Capitolio. ¡Apuntad vuestras armas a Snow! 

Todos damos un grito de sorpresa cuando los disparos vuelven a comenzar y Katniss cae al suelo. 

- ¡Corta, corta, corta!- ordena Coin rapidamente. 

- ¿Qué hacemos ahora, presidenta?- pregunta Plutarch. 

- Tenemos que esperar a que nos manden un mensaje y nos informen de lo que está pasando- responde volviendo a tomar el control de la situación. 

- Soldado Seasse, necesito que vayas al hospital y reclutes a un equipo médico para los heridos...- me ordena-. Te mandaremos el numero del hangar a tu brazalector cuando lo sepamos. 

Después de recibir las ordenes salgo de la sala de mando y corro pos los pasillos esquivando a la multitud. Todo el mundo lo estaba viendo en el comedor, a excepción de los que tenían que trabajar. Lo más normal sería que los médicos no se hayan enterado... o que los enfermos se lo hayan dicho. Entro en el hospital después de unos minutos de recorrido. El lugar es demasiado grande y el ascensor no se puede acelerar. Tenía miedo de que con tanta prisa me cayese por las escaleras y... adiós ordenes. 

- Hola- digo jadeando mientras llego al mostrador. La enfermera borra su sonrisa de la cara-. La presidenta Coin me ha mandado a por un equipo médico- explico sin dejar de jadear-. Necesito que traigan todo lo necesario... Ya sabe, puede haber heridos. 

La mujer comienza a teclear unas cosas en una pantalla y tengo que esperar unos minutos antes de que un equipo médico de una cinco personas llegue cargando con camillas plegables y algunas bolsas  con material médico. 

- Los guiaré- les digo mientras salimos del hospital. 

- ¿Sabes cuántos heridos hay?- pregunta una de las médico. 

- No- respondo sinceramente-. Hemos cortado la conexión antes de que todo Panem viese lo que pasaba... las cámaras no se han vuelto a conectar. 

Mi brazalector pita. El mensaje está claro. Hangar número tres. Los guío a paso ligero por los intrincados pasillos hasta llegar al hangar y circular entre todos los misiles que tienen apilados y sin usar. Todos esperan en una fila detrás de mi como si yo fuese la líder o algo, aunque son ellos los que salvan vidas, yo básicamente las quito. 

El aerodeslizador entra por la ranura dolorosamente lento y se posa en el suelo del trece. La puerta trasera se abre y los médicos comienzan a moverse de forma rápida mientras todo el mundo sale. De momento no hay heridos. Los médicos entran en el aerodeslizador cuando Boggs los llama. Me quedo paralizada en medio de todo el jaleo observando la alocada escena. Hasta que veo a Katniss saliendo del aerodeslizador en una camilla. Inconsciente, supongo porque su pecho se mueve ahora que le han quitado la coraza del traje de sinsajo. Pasan por mi lado y la observo. Sigue teniendo la cara intacta, lo cual comparándolo por cómo acabé yo, es una buena señal. 

Gale baja la rampa seguido por dos enfermeros que no dejan de tratar de tomarle la tensión y revisarlo. Él los aparta con la mano. Corro hacía él y lo envuelvo en un fuerte abrazo. Es un poco extraño pero huele a exterior y tiene el uniforme muy frío. 

- ¿Estás bien?- le pregunto separándome lentamente-. Perdimos la imagen cuando Coin mandó cortar la emisión de la propo. 

- Sí. Fue una locura... todo el mundo comenzó a disparar. ¿Podemos ir al hospital? ¿Quiero enterarme de lo que está pasando- pregunta mientras nos separamos definitivamente. 

- Por supuesto. Aunque no creo que nos dejen entrar... 

Efectivamente, los médicos no dejan entrar a nadie. Esperamos sentados en el suelo del pasillo, junto a la puerta de la habitación y con las espaldas contra la pared de losetas blancas. Envuelvo a Gale con un brazo. 

- Ella va a estar bien- le aseguro. 

- Nadie vino a decirme eso cuando tú estabas ahí dentro dormida en la cama- comenta-. Todos estaban asustados porque te pasara lo mismo que a Peeta... ¿Qué tal te ha ido hoy con él? 

- No ha pasado nada. Solo hemos estado pintando... Bueno, él ha pintado mientras yo trataba de convencerlo de que Katniss no es un muto- explico apretándole el hombro-. Me ha pintado un caracola en el brazo. 

- ¿No tenía papel?- pregunta algo molesto. 

- Tenía porque yo le di el cuaderno que traje y mi bolígrafo- respondo tranquilamente. 

- ¡Podría haberte clavado el bolígrafo en el cuello!- exclama girando su cara hasta mirarme fijamente a los ojos. Hay preocupación y horror en ellos. 

- ¡Podrían haberte disparado en el dos!- reprocho yo también imitando su tono. Después esbozo una sonrisa, sin razón-. Los dos corremos riesgos. Todo el mundo corre riesgos. Tan solo debemos afrontarlos y saber hasta cuanto queremos arriesgar. 

- Lo estamos arriesgando todo- susurra bajando la mirada. 

- Entonces estamos de acuerdo en eso- respondo guiñándole un ojo. 

Después de eso algún médico molesto nos manda a nuestro compartimento. Cuando no nos movemos del suelo, llaman a Boggs para que intervenga. A él si que le hacemos caso. Nos dejan usar las duchas por primera vez fuera del horario establecido. Todo el mundo está ya acostado... o trabajando en los turnos de noche. 

- ¿No vas a dormir?- pregunta Gale mientras se tumba en su cama. 

- No creo- digo sinceramente haciendo nudos con la sábana-. Prefiero permanecer despierta si eso hace que no tenga pesadillas. La verdad. Son mucho peores ahora. 

- ¿Puedes contármelas?- pregunta. Recorro el compartimento evitando su mirada y recuerdo la carta. 

- ¿Qué tal si mejor leemos la carta del hombre que dice ser mi padre?- pregunto bajándome de la cama con una ceja levantada. 

73º Juegos del Hambre (Todos los libros) TERMINADAWhere stories live. Discover now