Cincuenta y nueve

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Pedir a Marcus que patrocinase a Marina fue una verdadera perdida de tiempo... y sobretodo una perdida de petición. Es decir, ella estaba con los profesionales todo el tiempo y ellos tenían de todo en la cornucopia. Es verdad que pensaba que ella iba a durar más, obviamente. Pero resulta que Katniss Everdeen es astuta y junto con la tributo del once... Rue, tiraron un maldito panal de rastrevíspulas encima de Glimmer y Marina. Las dos han muerto... lo cual no es buena señal, al menos no para mi. El Distrito cuatro ha perdido oficialmente a sus dos tributos y yo he perdido a dos chicos... inocentes. Es mi primera perdida. La primera vez que pierdo a los chicos de los que soy mentora. La lista crecerá cada año... ¿cómo se puede soportar esta situación? Llevar a chicos y chicas a morir mientras soy usada por el Capitolio para diversión de los suyos. 

"El placer de mi compañía" lo llama Gala. Una bonita forma de llamarlo, la verdad. Dado que mi compañía no es realmente solo lo que obtienen. Afortunadamente vuelvo a casa y espero no tener que volver hasta los próximos Juegos. 

Encuentro ropa más sencilla en el vestidor del tren y me la pongo. Todavía sigue teniendo ese estilo del Capitolio, pero al menos la tela base es vaquera... 

Desde que entré en el tren para volver a casa no he salido de mi compartimento. Cuando llego a la estación en mi Distrito las cámaras esperan para recibirme, pero no hay público. No como la otra vez que volví e íbamos a celebrar una gran fiesta. Obviamente, ¿quien vendría a recibir a la persona que se suponía que tenía que proteger a sus hijos? 

Camino hasta mi casa en la Aldea de los Vencedores. Tal vez vaya a visitar a mi familia más tarde.... o mañana. 

Cuando entro en la gran casa de piedra me detengo en el sitio y me quedo paralizada. Un piano negro descansa contra la pared junto a la chimenea del salón. 

Camino lentamente hasta una silla y me dejo caer de cualquier forma sobre ella. Comienzo a mover el pie siguiendo un ritmo inventado y pensando qué hacer con mi vida... 

Tengo un miedo irracional hacia ese piano. Me recuerda cosas que realmente no quiero recordar. De repente oigo como la puerta se abre, pero ni siquiera me muevo del sitio o desvío la mirada. 

- ¿Hola?- pregunta quien reconozco como Finnick. ¡Genial! El que faltaba...- ¿Qué te pasa?- pregunta mientras se acerca y se coloca frente a mi.- Te he visto llegar, pero no he podido salir porque no estaba vestido... 

- Oh, sí. Olvidaba que te encanta pasearte desnudo por tu casa...- digo tratando de hacer una broma penosamente. 

Finnick ladea la cabeza y entrecierra los ojos hacia mi. 

- ¿Qué ha pasado allí?- pregunta seriamente. Levanto una pierna del suelo y la estiro para señalar el piano. Finnick gira sobre sus puntas y examina la habitación. Después se da cuenta de lo que estoy señalando y vuelve a mirarme con la boca en forma de "oh". 

- ¡Ya ves!- digo encogiéndome de hombros. 

- Solo es uno...- dice lentamente.- Te sobrepondrás al dolor, ya veras- me asegura agachándose al lado de mi silla. Niego lentamente con la cabeza y levanto tres dedos de mi mano derecha. Finnick posa sus ojos en mi mano y parece sorprendido.- ¡Ay, Dios! 

No permito que ninguna lágrima sea derramada. No me gusta hacer que los demás se sientan tristes porque yo estoy triste. Decido cambiar de tema. 

- ¿Has visto a esa chica?- le pregunto.- Katniss, la del Distrito doce... 

- ¿La chica en llamas y los trágicos amantes?- pregunta volviendo al modo Finnick el coqueto. 

- Esa misma- señalo. Me siento bien en la silla y Finnick se va a tomar otra para sentarse frente a mi. 

- ¿Te has dado cuenta? Te llamaron el año pasado la reina de hielo y ahora ella es la chica en llamas... Me preguntó que pasaría si os juntáramos a las dos en una misma habitación- eso me hace reír a carcajadas. Cosa que no he hecho desde que me fui.- Mags se estuvo riendo durante varios minutos por eso... justo antes de reprenderme con una mirada. 

Eso también me hace reír. 

- Te lo tenías merecido- le digo mientras sigo sonriendo, y le pego suavemente en el brazo.- ¿Te crees lo de los trágicos amantes?- le pregunto ahora volviendo un poco al tema serio. Esos chicos todavía están tratando de sobrevivir. 

- No estoy seguro. Creo que solo es un buen engaño...- responde Finnick inseguro. 

- Yo creo que hay algo... no sé si es amor correspondido, pero nunca se sabe. Tú mismo dices que te enamoraste de Annie poco a poco...- le recuerdo. Él asiente mientras piensa en lo que he dicho. 

- Solo uno puede sobrevivir. ¿Crees que ella dará su vida por él?- pregunta retándome. 

- ¿Ella por él?- pregunto. Él asiente.- No estoy muy segura... ella se presentó voluntaria por su hermana pequeña, pero no estoy segura de que tenga algo con él.

- ¿Y crees que él dará su vida por ella?- pregunta. 

- Uf, Finnick. Eres muy complicado... No lo sé, ¿vale?- digo levantándome de un salto de la silla y caminando en círculos por el salón.- No tengo ni idea de lo que va a pasar. Con suerte uno de los dos morirá antes que el otro y no se tendrán que matar entre ellos. 

Finnick y yo vemos el resto de los Juegos juntos. Mientras que Mags se queda con Annie en la planta de arriba haciendo otras cosas. 

Obviamente como suceden las cosas nos sorprende a todos. Ninguno esperábamos que pasase lo que pasa. 

No comparto lo que ha pasado en el Capitolio con Finnick. Simplemente le digo que lamento no tener ninguna jugoso secreto que compartir con él. 

Mientras esto... tratando de cocinar, Finnick entra en mi casa corriendo. 

- ¡Corre mira la televisión!- dice mientras se acerca a la repisa de la chimenea.- ¡Está en el final! 

- Ya voy- respondo tirando en la encimera un trapo. 

Mi coloco de pie junto a Finnick delante de la pantalla. Cambiaron las reglas de forma sorprendente y anunciaron que dejarían a dos vencedores... 

- ¿Han ganado?- le pregunto a Finnick si entender lo que está pasando. 

- Han anunciado que solo puede quedar uno- me explica sin apartar los ojos de la pantalla. 

- ¡¿Qué?!- pregunto abriendo los ojos de par en par. ¡Ay, Dios! Al final se van a tener que matar el uno al otro... 

- Oh, no- susurra Finnick. Giro la cabeza a la pantalla y comienzo a acercarme. Finnick me tira del hombro y me echa hacia detrás.- Me tapas la pantalla- se queja. Pongo los ojos en blanco.- ¿Ves lo mismo que yo?- pregunta señalando las manos de Katniss y... ¿Peeta? Olvido ese nombre y eso que se parece a Peter. 

- ¿Qué son? No tenemos de eso aquí...- le digo. 

- Son jaulas de noche. No las reconoces porque no tenemos de eso aquí... la gente se suicidaría en los Distritos con esas cosas, aunque creo que las hay en el doce-  explica. 

- Te puedes suicidar ahogándote- le sugiero. 

- La jaula de noche te mata sin dolor... cuando uno se ahoga sufre mucho- sigue explicando sin apartar los ojos. 

Cuando anuncian que los dos son vencedores, Finnick está que no sabe que hacer. 

- ¿Qué te pasa?- le pregunto agarrándolo por los hombros.- Han ganado los dos... 

- No sé. No creo que el Capitolio o Snow se tome esto tan a la ligera...- me dice seriamente. 

- Ya veremos, Finnick- respondo. 

Sí, sí. Lo sé. He resumido al MÁXIMO los 74º Juegos del Hambre pero es que... no tengo nada que añadir realmente al punto de vista de Katniss. Aquí explico un poco el de Kora y con eso basta creedme. De todas formas si tenéis alguna pregunta sentíos libres de dejar un comentario. 

73º Juegos del Hambre (Todos los libros) TERMINADAWhere stories live. Discover now