Cuarenta y uno

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En algún momento de lo que conforma su juego de médicos me quedo dormida, o pierdo el conocimiento o algo. 

Cuando despierto y abro los ojos observo la luz amarilla con la que está iluminado el techo. Estoy en una habitación pequeña con solo una cama. No hay ventanas. El aire huele a algo fuerte... 

Estoy desnuda, parece que los del Capitolio tienen algún tipo de fetiche con eso, pero las sábanas y las colcha son muy suaves contra mi piel. 

Me noto fresca, como recién salida de la ducha. No huelo mal, y me siento limpia. Cuando saco un brazo lleno de cables que se conectan a la pared detrás de mi. 

Tengo la piel limpia, suave y brillante. Llevo la mano hasta mi pelo despacio porque tengo miedo de que me duela algo y rozo las suaves hebras. Nada de nieve en el pelo, ni enredos o trozos de hojas y tierra. Solo pelo suave, brillante y ondulado. 

Intento levantarme pero una correa de sujeción me lo impide. Llevo las manos hasta el lugar y tiro de ella para tratar librarme de esa limitación. Tal vez la han puesto por si me movía y caía al suelo... 

Alguien irrumpe en la habitación. Un avox que me trae una bandeja con comida y bebida. Genial, porque me he llevado días sin llevarme nada solido a la boca. Primero aprieta un botón en la cama que me coloca sentada y después deposita la bandeja sobre mis muslos. Cuando desplazo la vista hasta la bandeja me aborda un gran sentimiento de decepción. Ya es tarde cuando levanto la cabeza para decirle algo al avox, tal vez para pedir algo más, pero él ya ha salido de la habitación. 

Una sopa, compota de manzana y un vaso con agua. ¿Así me felicitan el haber ganado? Normalmente pasan unos días desde el final de los Juegos y la presentación del vencedor, el suficiente tiempo para volver a convertir a los vencedores en personas sanas... más o menos. 

Crénada estará por ahí estrujándose la cabeza para crear un nuevo vestido y todavía más ropa para las apariciones públicas. Annie y Gala estarán organizando un banquete para los patrocinadores, aunque creo que Gala hará todo el trabajo . En el cuatro mi familia estará muy atareada preparando la fiesta de bienvenida. Será una celebración increíble y la gente del cuatro volverá a celebrar la llegada de una nueva vencedora. 

Me imagino a Peter... corriendo por la casa o mejor por la playa. Diciéndole a todo el mundo que su hermana mayor ha vencido los Juegos del Hambre. 

El resto de los días vago entre la conciencia y la inconsciencia. Como y caigo dormida un momento después... a veces tardo más en comer porque quiero pasar más tiempo despierta. Hasta que un día me despierto sin cables, sin correa... libre como un pez en el mar. Cuelgo las piernas por el filo de la cama y me reviso el cuerpo. Todo perfecto, ni siquiera tengo cicatriz en el costado. La piel de mis mejillas y nariz ya no está quemada. Ahora es lisa, tersa y del mismo color que toda mi piel. 

Encuentro un traje al filo de la cama. Me quedo mirando la ropa unos minutos porque no tiene sentido... Es la misma ropa de la arena aunque esta vez sin nada de ropa térmica. Chaleco negro, pantalones negros con tirantes, botas, chaquetón... todo el conjunto. Me pongo todo.

Asomo la cabeza fuera de la habitación  dado que la puerta se ha abierto sola mientras me vestía y miro hacia los dos lados del pasillo mientras mi pelo cae como un perfecto halo por los lados de mi cara. 

- ¡Kora!- llama Gala desde el lado izquierdo del pasillo. 

Guardo la compostura y levanto una mano timidamente para saludar mientras me acerco a paso ligero. El calor del lugar es como estar en el paraíso después de haber pasado tanto tiempo en el lado frío. 

A quien primero abrazo es a Annie. Ella se lo ha ganado, es la única que me entiende... la única que entiende por qué necesito tanto este abrazo, la vuelta de la calidez. Sé que nos están mirando, ¿por qué si no me hacen vestir otra vez el maldito uniforme de los tributos en la arena? Para que todo Panem vea como acabo de llegar de la arena tan bella como una perla brillante. Es todo una mentira. 

- Ven conmigo, Kora. Vamos a ponernos a trabajar- dice Crénada tomándome de la mano y guiándome por los pasillos. Nos alejamos de las cámaras las dos de la mano, pero no sin antes volver la vista para mirar de nuevo a Annie, ella me sorprende asintiendo y esbozando una pequeña sonrisa de comprensión. 

73º Juegos del Hambre (Todos los libros) TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora