Noventa y dos

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Abro los ojos aturdida. ¿Qué me ha pasado durante la misión? Estaba en la puerta... vigilando la retaguardia. Después oscuridad y dolor. Me llevo las manos al cuello mientras mi vista se aclara y puedo dejar de ver borroso. Sangre. Solo una gota. 

Jadeo cuando recupero la visión del todo y puedo ver donde estoy. Dos metros cuadrados de espacio y no es una jaula. Estoy en un tanque de cristal. Me levanto aturdida apoyando las manos contra el cristal y dándome cuenta de que esta sala blanca y pulida está llena de cámaras. En todos los ángulos, mire donde mire. ¿Lo están televisando? ¿Quién lo está viendo? ¿El Capitolio? ¿Los Distritos? ¿El trece? ¿Todos? ¿Ninguno? 

Paso las manos por el cristal. Dos centímetros de grosor. Levanto las manos y toco el techo. Cristal, dos centímetros de grosor. Suelo. Una plataforma metálica. Al menos veinte centímetros de grosor hasta el suelo. Un único orificio pegado al suelo que es un tubo sellado al cristal con acero... o algo parecido. 

Apoyo la espalda en una de las paredes y lanzo patadas al cristal de enfrente. Mi pie rebota brutalmente y el cristal hace un ruido sordo. Aporreo tantas veces como puedo, pero nada. La desesperación hace lance todo mi peso contra el cristal. Mi hombro izquierdo recibe todo el impacto. Una, dos... once veces antes de que esté segura de que me he dislocado el hombro. El cristal no tiene ni una grieta. Doy un gruñido de frustración justo antes de que escuche el agua saliendo a presión por el tubo del fondo. No me daba oxigeno... me da agua. Quieren ahogarme. 

El agua sale tan rápido que antes de darme cuenta casi me cubre por completo las botas del uniforme. ¿Donde está mi arma, mi casco y mi máscara? 

- Hiperventilación- susurro. Necesito dotar a mi cuerpo de oxigeno extra para poder aguantar más tiempo sin respirar. Más tiempo para encontrar una salida. El agua me llega por las rodillas. Por la cintura. Sigo hiperventilando y recogiendo oxigeno que de momento no necesito. De momento. El agua me llega hasta los hombros justo antes de flotar. Aprovecho los últimos minutos de oxigeno antes de  estar completamente sumergida. 

Cinco minutos es mi récord de aguante haciendo mi trabajo, tal vez aguante el doble sin hacerlo, pero quedarme quieta no va a sacarme de aquí. Apoyo las piernas en un cristal y la espalda en el otro. Estiro las piernas haciendo presión en el cristal contrario. Una vez, dos... tres. Escucho el ruido del cristal temblando bajo el agua, pero no se rompe. Vuelvo a intentarlo y sigo escuchando ese temblor, pero no escucho ninguna grieta de esperanza. Si quieren matarme, ¿por qué no simplemente haciendo? Es un espectáculo. Incluso mi muerte va a convertirse en un retorcido plan para dar una lección a los demás. 

Paso a otra opción. Desciendo hasta el fondo, me agacho, me impulso con las piernas y salgo disparada hasta la parte superior del tanque. Lo hago sin parar y pestañeo varias veces para aclararme la mente. El oxigeno se me está acabando. Lo intento cuatro veces más antes de rendirme. Si hubieran querido que saliera... ya me habrían dejado salir. Dibujo en el cristal un "lo siento" para que lo capten las cámaras. Finnick, que a estas alturas, me conoce tan bien. Debe de saberlo. Me estoy rindiendo. Entorno con los labios. "Una vida por otra" Aunque no sé si alguien podrá captar el mensaje. Tal vez no me están viendo. 

Dejo escapar todo el aire restante. Me detengo de repente y cierro la boca. ¿Peter? ¿Es ese mi hermano pequeño? ¿Estoy muerta ya? 

Peter, o el niño de mi infierno de muerte, comienza a golpear el cristal del tanque. 

- ¡Kora!- grita el niño- ¡Kora!- vuelve a gritar mientras llora. 

Comienzo a golpear el cristal de nuevo, pero apenas puedo mantener los ojos abiertos. Me señalo el corazón y señalo a Peter el niño de mi alucinación. Después me rindo del todo y abro la boca para tragar el agua hasta mis pulmones. Apoyo las dos manos en el cristal y las dejo resbalar mientras me hundo hasta el fondo. Peter, la alucinación, apoya sus manos contra las mías por el otro lado mientras entorna palabras que no entiendo y se lo llevan a rastras. Me separo del cristal y dejo que mis pulmones traten de buscar el oxigeno... aunque lo único que encuentran es agua y más agua lo que hace que mi cuerpo duela mucho. 

73º Juegos del Hambre (Todos los libros) TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora