Diecisiete

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El Centro de Entrenamiento está pensado para albergar a los tributos y a sus equipos hasta que empiecen los juegos. A cada distrito le corresponde una planta por lo que es muy fácil de recordar cual es la tuya. Nunca antes he subido en un ascensor, sé que el Edificio de Justicia tiene dos porque me lo ha dicho mi madre muchas veces. Uno de ellos es para los trabajadores y otro para cuando viene la gente más importante. Cuando mi nombre salió en la Cosecha decidí para fastidiar a los Agentes de la Paz subir por las escaleras. 

Creo que la espera ha valido la pena porque este ascensor no se parece en nada a lo que mi imaginación siquiera había alcanzado. Las paredes son totalmente de cristal, por lo que puedo ver a toda la gente caminando justo debajo de ti y verlos empequeñecer. El recorrido es muy corto dado que solo estamos en la cuarta planta. En realidad es más alto de lo que jamás he estado, pero una pequeña punzada me recorre al pensar en los tributos del Distrito 12... aunque se me pasa rápido. 

Gala no deja de parlotear y parlotear... no tengo experiencia en eso de ignorar a la gente por lo que me resulta muy difícil eso de hacer oídos sordos. 

- ¿Y Annie?- pregunto de repente pasando mis ojos por encima de todos los que estamos en el ascensor. 

- Está en su habitación- responde Gala con una pequeña risita. Me giro de vuelta hacia el cristal y pongo los ojos en blanco. 

Va a requerir gran parte de mi fuerza el tener que soportar la compañía de esta mujer, pero todo sea por ganarme su favor... 

El alojamiento es increíble. Muy opulento, más aun que el vagón del tren. Las cosas son increíblemente automáticas, solo tengo que pulsar un botón para hacer las cosas. Cuando termino de examinar la habitación me quito el traje y las demás cosas y las dejo todas sobre la gran cama. Camino desnuda hasta el baño y me meto en la ducha. Me hago un poco de lío con todos los botones y pienso que tal vez deberían poner un libro con instrucciones o algo... aunque no sé si todos los tributos saben leer. Sé que hay escuelas en todos los distritos, pero no sé si los chicos y las chicas van. Me froto el pelo con un champú que huele a manzanas  y después me doy un masaje con una aceite de lavanda. Nada más poner un pie en la alfombrada de fuera un montón de aire comienza a azotarme el cuerpo y a secarme. Mi boca forma una "o" por eso. Después coloco mi mano en una caja que hace que se te seque el pelo y te quede perfecto. 

En el armario puedes elegir uno de los trajes. Me pruebo un montón de ellos y compruebo que todos encajan en mi cuerpo a la perfección. Elijo uno muy sencillo finalmente. Hay un menú gigante lleno de nombres de diferentes platos. Cuando pulso el botón del micrófono alguien contesta al otro lado. 

- ¿Qué desea?- pregunta una voz de mujer al otro lado. 

- Eh...- me quedo unos segundos parada sin saber que decir.- ¿Pueden traerme unos... macarons?

- Lo siento pero los tributos del Distrito 4 tienen restringido el acceso a postres- responde la mujer. Aunque dice que lo siente se le nota en la voz que realmente no lo siente para nada. 

- Está bien- digo lentamente.- Gracias de todas formas- digo antes de soltar el botón del micrófono. 

Justo cuando apenas llevo unos minutos mirando por los grandes ventanales de mi habitación, alguien llama a la puerta. Gala se asoma y me avisa de que es la hora de cenar.  

Todos nos sentamos a la mesa. Incluso Annie está con nosotros, lo cual valoro muchísimo. Alguien me ofrece un liquido de color burdeos, agradezco cuando lo vierten sobre mi lujosa copa de cristal y doy un sorbo. La garganta me quema un poco y se me pasa por la cabeza que están intentado envenenarme. Pero todo el mundo está bebiendo el mismo líquido y soy demasiado valiosa en estos momentos para matarme.... al menos no todavía. Unas cuantas personas nos sirven durante toda la cena en absoluto silencio. 

- ¿Qué debemos hacer mañana?- le pregunta Oceanus directamente a Annie. Ella baja la mirada y se queda callada. 

- Mañana será vuestra primera sesión de entrenamiento- responde Gala en lugar de Annie. No sé si Annie llegará a colaborar en algún momento... espero que sí. 

- He utilizado el microfono de la habitación y me han dicho que tenemos prohibido tomar postre...- comienzo a decir. 

- Sí, es así- responde Gala algo tajante.- Es por vuestro bien... nunca es tarde para comenzar a prepararos. Si coméis postre ahora y durante estos días os vais a acostumbrar a consumir comida de más y cuando en los juegos no la tengas, la vais a echar mucho de menos.- Nos advierte seriamente. Entiendo su punto, pero eso no significa que este de acuerdo con esa restinción. 

- Lo veo justo para ella- dice Oceanus con disgusto y señalándome a mi.- Ha tenido estas cosas toda su vida... pero yo no- gruñe enfadado y levantándose de su asiento.- Que se quede ella sin postre...- se queja. 

- Sois del mismo distrito, de momento se aplicaran las mismas condiciones para los dos- dice Gala sin perder la compostura. 

Oceanus tira la servilleta violentamnete contra la mesa y comienza a caminar hacia su habitación. 

- ¡Nos vemos mañana en el desayuno!- grita Gala en su dirección. 

Me despido de todos ellos cuando Gala me envía a mi a la cama. Vuelve a recordarme que nos veremos en el desayuno y entonces me voy. Cuando llego a mi habitación me doy cuenta de que la ropa del desfile ya no está sobre la cama. Me pongo una extraña bata y me acuesto. 


73º Juegos del Hambre (Todos los libros) TERMINADAWaar verhalen tot leven komen. Ontdek het nu