Sesenta y nueve

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Yo camino hasta la cama de la derecha y Gale hacia la de la izquierda. Encima de la cama han dejado un par de botas de goma con una buena suela, también nos han dejado un mono gris. Tomo el mono antes de nada y lo dejo caer frente a mi. Gale hace lo mismo y los dos nos damos cuanta de que algo no está bien. El mono de esta cama es gigante y el de la suya es más pequeño. 

- Creo que nos hemos equivocado- le digo devolviendo su mono gris a la cama. Él asiente en respuesta y nos cambiamos de lado. Resulta que mi cama es la de la izquierda y la suya la de la derecha. 

Miro lo que hay debajo del mono gris. Un conjunto de ropa interior muy sencillo. Nada que ver desde luego con la que me hizo vestir Marcus. 

- Voy a...- comienzo a decir- esperar fuera mientras te cambias. 

- Si quieres puedes hacerlo tú antes- sugiere. 

-No. Puedo esperar, no pasa nada. 

Salgo al pasillo cerrando la puerta detrás de mi. Genial idea presenta Coin. Encerrar a dos personas que no se conocen de nada en una habitación, es la mejor forma de ganarse amigos. 

- Ya he terminado- dice abriendo la puerta del compartimento y saliendo al pasillo.- Tu turno- dice haciéndose a un lado. Asiento y paso al interior. 

Lo primero que hago es deshacerme de los zapatos negros de tacón. Después me quito la chaqueta blanca y el traje a juego. Por último tomo la ropa interior nueva para tenerla a mano, para cuando me quito la del Capitolio. Después me pongo el mono gris que me queda bastante bien, aunque no es muy bonito. Los calcetines de algodón y las botas de goma. Camino hasta la puerta y la abro para avisar a Gale de que ya puede entrar. 

- ¿Qué tal si miramos si hay algo en la cómoda?- sugiero. Los dos nos dirigimos hacia la cómoda de tres cajones y la abrimos. El primer cajón está vacío. El segundo también. Pero en el tercero encontramos dos neceseres grises que pesan un poco y algo que parecen pijamas. Cada uno cogemos uno y lo abrimos. 

- Cepillo de dientes, peine y una goma de pelo- digo mientras saco los objetos.  

- ¿Crees que tendrán las demás cosas en el baño?- pregunta Gale levantando la vista del neceser. 

- Supongo que lo averiguaremos a la hora de la ducha- respondo encogiéndome de hombros. Al parecer lo que hay es un pijama de hombre y un maldito camisón de dormir para mi. ¡Yo prefiero un pijama! Dadas las circunstancias-. ¿Por qué no te quedas tú el primer cajón y yo el segundo? Eres más alto- ofrezco. Él asiente y mete el neceser en el primer cajón junto con la ropa que traía puesta y su pijama. Después hago yo lo mismo con mis cosas. Incluso meto los zapatos de tacón. Al menos si tengo frío puedo ponerme la chaqueta que venía con el traje. 

- Tenemos que tatuarnos el horario, ¿verdad?- pregunta Gale mientras señala una maquina que hay justo al lado de la puerta. Asiento y los dos nos paramos frente a la máquina. 

- ¿El brazo de quién va a probar ese chisme primero?- pregunto con una pequeña carcajada levantando una ceja hacia él.  Él me mira, yo le miro. Desisto.- Lo haré yo. Ya te diré si duele o no. 

Parece que va a decir algo, pero yo ya tengo el antebrazo derecho colocado debajo del aparato. Una luz azul sale disparada y marca en mi brazo el horario. No noto nada, apenas el calor de la luz. 

- No duele nada- le aseguro. Él coloca su antebrazo derecho bajo el aparato y la luz vuelve a salir. Se mira el brazo-. ¿Qué pone tu horario?- le pregunto. 

- Dice que a las seis tengo "reflexión familiar" en el comedor- dice mientras se lee el brazo. Miro mi brazo y compruebo que tengo lo mismo. 

- Yo también- le digo.- ¿Qué hacemos hasta entonces? 

- Creo que voy a ir a ver que tal está mi familia- responde. 

- Sí, es verdad. Ve con ellos, seguramente quieren verte de nuevo...- digo acercándome a la silla del escritorio y sentándome-. Yo voy a estar aquí hasta las seis o... si nadie viene antes a reclamarme o algo- digo con una sonrisa amarga. 

- Puedes venir conmigo. De todas formas solo es ahí al lado...- sugiere abriendo la puerta. Me levanto de un salto y el pelo se me agita alrededor de los hombros. Creo que he mostrado demasiada emoción. 

Los dos nos acercamos hasta el compartimento de su familia. Los dos pasamos al interior pero con seis personas dentro de un compartimento más dos camas, dos sillas, una mesa y la cómoda, el lugar se queda un poco pequeño. Rory y Vick se sientan sobre la cama de la derecha. Hazelle y Posy en la de la izquierda y por tanto Gale y yo tomamos las dos sillas que hay en el compartimento. Una silla más de la que hay en el nuestro. Todos llevan ya puestos sus nuevos uniformes y sus botas. Gale les pregunta por sus horarios y ponen lo mismo que el nuestro. Reflexión familiar a las seis. 

- ¿Hacías algo antes de que fueras cosechada?- me pregunta Hazelle.- Creo que en los demás Distritos los niños empiezan a trabajar mucho antes, ¿no? 

- Sí. Bueno... yo era una Buscadora de perlas desde los doce años. Me hicieron terminar antes el colegio para poder trabajar todo el día- explico.- Aunque los otros chicos que trabajan tienen que seguir yendo al colegio hasta los dieciocho.- Aseguro. Todos asienten. 

- Y, ¿en qué consistia tu trabajo?- pregunta. Supongo que no hay otra cosa de la que hablar para distraerse así que continúo. 

- Basicamente íbamos con una lancha, que es un tipo de barco, hasta unos puntos señalados mapas y... nos tirábamos al agua a buscar perlas- respondo encogiéndome de hombros. Pensar en casa duele porque esos eran momentos felices. Casi lo tenía todo... 

- Te tirabas al mar y buscabas perlas, ¿ya está?- pregunta abriendo los ojos. 

- Más o menos eso era todo- respondo insegura. 

- ¿No teníais protección?- pregunta Rory. Niego con la cabeza. 

- Si quieres contar el silbato que llevábamos colgado del cuello para avisar si teníamos problemas... yo no lo contaría dado que el silbato solo se puede usar fuera del agua- explico. 

- ¿Cuánto tiempo puedes aguantar bajo el agua?- pregunta Gale. 

- Más de cinco minutos haciendo trabajo. Muchos más si estoy relajada- respondo. 

- ¿Todas las personas de tu Distrito pueden aguantar tanto tiempo?- pregunta Vick. 

- No. Solo los Buscadores de perlas, normalmente. Obviamente todo el mundo sabe nadar muy bien- respondo mirando hacia él. Evito la mirada de Posy, tiene cinco años y me recuerda demasiado a mi hermano. Incluso Hazelle puede compararse con mi madre. Es doloroso. 

La persona que tiene el récord de aguantar la respiración bajo el agua duró 22 minutos y antes de eso estuvo 20 minutos hiperventilando oxigeno puro. 

73º Juegos del Hambre (Todos los libros) TERMINADAWhere stories live. Discover now