Cincuenta y seis

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Cuando me levanto el segundo día no hay nadie en toda la planta. Gala y los chicos ya se han ido. Decido comer en la habitación porque realmente no me siento con fuerzas. Después de la cena y de centrarme en lo que realmente es importante (los chicos) me encerré en mi habitación y me llevé un montón de horas mirándome en el espejo para ver si algo había cambiado. 

Nada. Seguía viéndome del mismo modo. En lugar de sentirme más adulta, maravillosa o experimentada... me sentía asqueada por completo. Era como tener una capa de algo asqueroso cubriendo mi cuerpo. 

Me paso el día en la cama a la espera de otra carta de Snow. Ninguna llega para cuando es la hora de comer. 

Los chicos llegan por la noche bastante contentos y con noticias. Al parecer ha habido un altercado con un cuchillo. 

- Yo vi a la chica del once entre las redes del techo...- comenta Breck mientras cena. 

- ¿Fue ella la que robó el cuchillo?- pregunta Marina con asombro. Lleva el pelo recogido en una cola y me acuerdo de que yo nunca me lo recogí para los entrenamientos... supongo que se me olvidó. 

Breck asiente en respuesta mientras mastica la comida. Ellos tampoco tienen permitido comer postre lo que ha hecho que Gala se gané una mirada mortal por mi parte. Puede que mueran y ella no deja que prueben el postre. Ni siquiera me deja a mí porque dice que no debo engordar o el Capitolio me odiará y necesitaré una operación quirúrgica. ¡Está loca! 

- ¿A quién le robo el cuchillo?- les pregunto. Break trata de tragarse el bocado de comida pero Marina se adelanta a responder. 

- Al chico del Distrito dos. Cato, creo que se llama- responde. 

- Está bien. Si pasa algo igual y os acusan de robar cualquier cosa, pasad del tema... No queréis ganaros enemigos, sino aliados- les advierto. Los dos asiente en entendimiento. 

Después de esto Gala los manda a la cama y yo hago lo mismo. Dentro de mi ya ha creído la total esperanza de que no volveré a hacer ningún viajecito más para ser usada por el Capitolio para hacer favores sexuales... 

El tercer y último día me levanto con mucho más ánimo. Es el último día que los chicos tienen para entrenar. Necesito desayunar con ellos y desearles mucha suerte, y tal vez... contagiarles un poco de fuerza o algo. 

Después de desayunar los chicos se van junto con Gala y yo me siento en uno de los sofás a ver la televisión. Tengo ganas de saber que cuentan sobre los tributos para ver si puedo tomar apuntes importantes... Pulso el botón. Espero. La pared sigue sin mostrar imagen. Espero. Pulso el botón. Espero. Sigue sin pasar nada. Gruño y me voy. 

Mientras estoy sentada encima de la cama de mi habitación nada más que dándole vueltas a mis pensamientos y decidiendo si voy a ir a la sala de los mentores... un avox abre la puerta de la habitación y deja un paquete a los pies de la cama. Encima de la caja de cartón dorada hay un sobre con el sello del Capitolio marcado en cera roja. 

Me arrastro, literalmente, por la cama hasta llegar al sobre. Lo tomo, lo abro y comienzo a leer. 

Se requiere la presencia de Kora Seasse después del almuerzo en el vestíbulo del Centro de Entrenamiento. 

Presidente Coriolanus Snow

Me levanto de un salto de la cama y comienzo a darle puñetazos al colchón. La rabia fluyendo por mis venas y saliendo en forma de golpes. Cuando estoy jadeando por el esfuerzo y más desahogada, abro la caja. 

Lo primero que veo es tela negra y encima otro sobre. Lo tomo mientras suspiro tratando de prepararme mentalmente para lo que viene. 

Usa esto para nuestro encuentro. 

73º Juegos del Hambre (Todos los libros) TERMINADAWhere stories live. Discover now