Cincuenta y dos

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El traje es precioso. Tiene miles o millones de pequeñas bolitas cosidas que forman un estampado. Es sencillo también, porque no tiene capas y capas de tela, solo una y eso es suficiente. Es de mangas largas porque en el Capitolio hace frío pero de momento no he visto nieve, o tal vez limpian sus calles para que nunca se acumule la nieve. 

En el coche solo vamos Gala, Finnick y yo. Estoy muy agradecida de que hayan dejado a Finnick venir conmigo en lugar de dejar solo a Gala. Con ella no me siento nada cómoda. 

El coche nos deja en un camino rodeado de césped y la fiesta se ve al final del camino. Luces de colores... de todos los colores. Salimos del coche y Gala camina delante de mi. 

De todas formas esto es solo la decoración exterior porque enseguida me doy cuenta de que la fiesta ocurre realmente en el interior. El techo de doce metros es como el cielo nocturno, con estrellas incluso. Los músicos flotan por encima de nosotros en nubes y parpadeo un par de veces para ver si eso es real. En realidad no hay una mesa de comedor. Hay sillones y sofás aquí y allá para que la gente pueda sentarse a comer. La mesas en realidad están alineadas contra la pared y repletas de todo tipo de comidas, es alucinante la cantidad de comida que hay en una misma fiesta. Aquí hay como para cinco bodas en el Distrito cuatro. 

- No te pases con la comida si no quieres que alguien te ofrezca una de las bebidas para vomitar- susurra Finnick en mi oído. Desvío la mirada de la comida rápidamente porque me imagino vomitando. ¡Qué asco! 

- ¿En serio hay de eso?- pregunto frunciendo el ceño y sin dejar de mirar hacia delante. 

- Aquí hacen de todo- dice Finnick con tono alegre como si tratase de ocultar de lo que estamos hablando. 

En el centro hay una pista abaldonada que sirve como escenario y como pista de baile. Me doy cuenta de que estamos en pantalla. Normal porque con tantos invitados es difícil hacer que todo el mundo se entere de que hemos llegado... o he llegado. Como sea. 

Hago lo que Finnick me ha aconsejado porque sé de buena mano que él sabe del Capitolio mucho mejor que yo. El primer plato que tomo es una sopa de pescado y me la tomo antes de comenzar a "socializar". 

Aparecen nuevos rostros y nombres, no soy capaz de recordar todos. Se toman fotos y la gente me besa las mejillas. Muchas personas piden ver mi anillo y me comentan que hay lista de espera para recibir replicas exactas... Extraño. Parece que no tienen personalidad. 

Todo el mundo me rodea. Cuando uno se marcha viene otro. Algunos hombres y... mujeres colocan sus manos casi por encima de mi culo, lo que claramente me hace sentir incomoda. Finnick está igualmente solicitado y el coquetea con la gente volviendo a su papel de amante de todos. 

Uno de los administradores del Capitolio llega hasta mi con un trozo de un pastel cubierto por nata blanca y fresas y me hace tomar un trozo con su tenedor. Es asqueroso que me haya chupado el mismo tenedor que él, pero es avergonzante y mi íntimo que le lo haya dado él. Puedo comer yo sola. 

Después de eso un chico más joven se acerca y le da una palmada al hombre en la espalda. Después pide al que resulta ser su padre que no me monopolice. Y me invita a bailar. Al joven le asoman por fuera de la camisa un montón de tatuajes coloridos. 

- ¿Qué son los tatuajes?- le pregunto mientras comenzamos a bailar. 

No podía rechazarlo de ninguna forma así que... La música es lenta así que me dejo llevar por el chico. 

- Los tengo por todo el cuerpo...- explica. ¡Vaya! Pues al menos no se le ven con el traje que lleva. ¿Y esto es lo que pretendían hacerme a mi? ¿Ponerme tatuajes por todo el cuerpo?- Soy Marcus, por cierto. 

- Oh, sí, lo siento. No te he preguntado tú nombre, se me ha olvidado- digo algo avergonzada por mis modales. Creo que es porque estoy muy abrumada por todas estás cosas.- Soy Kora- añado. 

- Ya sé quién eres- dice mientras seguimos bailando. Ojalá en este baile no haya intercambio de pareja porque de verdad que no me apetece bailar con otro de esos hombres que podrían ser mi padre o abuelo.- Evidentemente esta es tu fiesta... eres la invitada de honor. 

- Creo que entiendo eso...- digo mientras vigilo que estemos a cierta distancia. 

- He intentado presentarme antes pero todo el mundo a llegado antes a ti- explica tranquilamente. A parte de los tatuajes es bastante normal... No, Kora, no. No es bastante normal, es del Capitolio. Ellos no luchan a muerte, ellos te ven luchar a muerte. Me aclaro la garganta para volver a enfocarme. Recuerda que aquí hay comida para cinco boda o muchas más. Tal vez incluso diez porque he encontrado más mesas. ¡Y encima se van a vomitar al baño! 

- Creo que quiero probar el marisco- pregunto mientras me alejo de él. Aunque parece que está determinado a seguirme todo el rato por lo que me acompaña y tomo el segundo plato de la noche. 

El Vigilante jefe de los Juegos, Seneca Crane, está cerca mirando a todo el mundo con cara de póquer. El hombre no es muy hablador. Algunas personas se acercan mientras estamos comiendo el marisco y me felicitan por cualquier cosa. Incluso por mi vestido, maquillaje o peinado... Y ninguno de ellos lo he escogido yo. 

- Ven conmigo...- dice Marcus mientras toma mi mano y me tira hacia un lugar.- Te queda poco tiempo y he visto que no has probado algunas cosas que deberías probar. Bueno, tú y todo el mundo que quieras. 

Al principio creo que me ha a llevar hasta la mesa de las tartas, pero en lugar de eso me lleva hasta unas puertas de las que salen los avox. 

- Dile al cocinero que le necesito aquí fuera- ordena Marcus a un avox. La voz de Marcus es autoritaria y hace que ponga la espalda completamente recta. El avox desaparece por las puertas y después sale junto a un cocinero con uniforme y gorro. 

- ¿Qué desea, señor?- pregunta el cocinero. 

- Necesito una caja llena de mini tartas para que se lleve a su Distrito la señorita Seasse- le pide al hombre con la misma voz que al avox. El cocinero le asegura que solo tardará unos minutos y vuelve dentro. Esperamos unos minutos y otro avox diferente me entrega una caja decorada con un lazo que pesa.- Dentro de ella habrá un montón de mini tartas de diferentes sabores para que las pruebes. 

- Hora de despedirse de todo el mundo- dice Gala mientras se acerca a mi y ni siquiera se da cuenta de que estoy con uno de los hijos de los Administradores del Capitolio. 

- Espero que me digas cual es tu sabor favorito cuando vuelvas- dice mientras trato de seguir a Gala entre la multitud. 

Encontramos a el resto de la gente y comienzo a despedirme de la gente que Gala me dice. A la una de la mañana llegamos al tren y parte de la estación. Todavía no me quito de la cabeza eso que ha dicho Marcus: Cuando vuelvas. El próximo momento en el que voy a pisar el Capitolio es para ser mentora, no para ir de fiesta o pasear por las calles como si fuese de aquí. 

Después de esto se celebra el Festival de invierno, que es la fiesta que siempre celebramos después de la Gira de la Victoria, independientemente de si hemos ganado o no. Según tengo entendido cada Distrito celebra una fiesta diferente al final de la Gira de la Victoria, por lo que no sé como se llaman las demás. 

Cuando llegamos al Distrito cuatro soy directamente llevada en coche hasta la casa de nuestro alcalde. La familia del alcalde vive en la misma zona que la mía y he ido al colegio con sus hijos, pero nunca fui amiga de ellos en realidad. La cena transcurre sin ningún altercado he incluso me relajo por estar de vuelta en mi Distrito. 

73º Juegos del Hambre (Todos los libros) TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora