< 183 >

114 20 0
                                    

-Te preparé esto- recordó Samuel cuando la noche calló y volvió a estar sumido en la soledad de su habitación -Puedes leer una por día, no importa cual- repasó cuando abrió la pequeña bolsa de madera que resguardaba las cartas que su novio le había escrito -o cada vez que lo necesites, son para eso a fin de cuentas- su pequeña risa avergonzada se repitió en su mente casi como si estuviese delante.

Samuel suspiró con un nudo en la garganta cuando vio la caligrafía de su chico en cada uno de los sobres, conteniendo las ganas de llorar de emoción. 

No se lo merecía, realmente no se merecía tener un novio como Guillermo, pero allí estaba, acompañándolo a pesar de sus trastornos, amándolo a pesar de sus cortes, conteniéndolo a pesar de las ganas que sentía de morir.

Definitivamente no se lo merecía, pero Guillermo no parecía estar de acuerdo con eso.

-Sabes que soy malísimo para estas cosas, pero también te preparé algo- Guillermo recordaba la expresión de Samuel a la perfección: tímida, avergonzada, temerosa. Estando en su casa, y completamente solo, podía permitirse disfrutar mejor de aquella imagen -Estamos más conectados de lo que parece- confesó antes de entregarle el cuaderno que ahora estaba en sus manos -No son cartas, pero también te escribí algunas cosas- volvió a sonreír cuando sus mofletes ligeramente sonrojados volvieron a su mente. Sabía lo mucho que le costaba a Samuel hacer esas cosas, más estando en la situación en la que estaba -Intentaré darte uno cada semana- prometió.

Guillermo acarició con cuidado la tapa del cuaderno, sintiéndose aliviado de haber visto a su chico bien después de tantísimo tiempo.

No importaba cuanto tardase, iba a esperarlo el tiempo que fuese necesario. Porque se lo merecía, ambos merecían ser felices.

Deathbeds [Wigetta]Where stories live. Discover now