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-¿Cómo pueden asumir que Samuel se rindió así porque sí?- miró a los mayores con enojo –Es su hijo, ¿cómo pueden estar aquí como si nada si creen que pudo haberle pasado algo?- negó -¡Vamos a buscarlo!

-¿A dónde, exactamente?- preguntó el padre de su novio casi en un susurro, causándole al menor aún más enojo.

¿A caso Samuel no había hablado del tema más que con él?

Guillermo tomo aire para contestar pero se detuvo cuando quiso hablar, dándose cuenta de que no podía responder a ese interrogante; no sabía dónde había ido, jamás se lo había preguntado.

¿Cómo había sido tan descuidado?

-No sabemos dónde está ni mucho menos por donde comenzar a buscarlo- agregó la mujer con notable dolor en sus palabras –Se fue sin decirle a nadie a donde... ni siquiera a ti.

El menor disminuyó el enojo y, en su lugar, un fuerte dolor se instauró en su pecho, un dolor que parecía querer acabar con la poca fuerza que le quedaba.

-Se despidió de todos nosotros...- continuó la mujer entre lágrimas –Nos pidió que seamos fuertes, todo lo fuerte que él no fue, y que por nada del mundo sigamos sus pasos. Nos dijo que nos amaba y que no volvería a vernos, pero que su último pensamiento seríamos nosotros, sus amigos y tú- para entonces, la mujer era un mar de lágrimas –Nos pidió que nos cuidemos entre todos y que sigamos adelante, que continuemos a pesar de que él no esté, que no lo lloremos... ¿pero sabes algo? No puedo no llorarlo. Nadie puede hacerlo- Guillermo miró a la mujer llorar y se sintió en la obligación de hacer lo mismo, por lo que pronto su ceño fruncido desapareció –Quisiera que esto fuese una mentira o una broma de mal gusto, lo deseo de todo corazón, pero Samuel... él jamás deja las cosas a medias- su esposo la abrazó y, en silencio, lloraron juntos por un par de segundos –Ojalá estemos equivocados y Samuel aparezca sano y salvo pronto, pero su despedida... él quería irse... y nadie pudo evitarlo.

Deathbeds [Wigetta]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora