Deathbeds [Wigetta]

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Aun con la mente inundada en sus sueños, Guillermo pestañeó con fuerza e intentó recomponerse del susto, tardando varios segundos en conseguirlo. Una vez sus ojos lograron adaptarse a la oscuridad que aún rodeaba la habitación, su vista fue directamente a la camilla de Samuel, la cual se encontraba desordenada y vacía. Lo siguiente fueron sonidos, claros sonidos de vidrios rotos moviéndose de un lado al otro mientras eran revueltos y que venían de algún lugar cercano y cerrado.

Y fue entonces cuando el corazón de Guillermo enloqueció al creer unir los cabos sueltos.

Casi sin pensarlo, el menor saltó de la camilla en la que estaba y corrió directamente hacia el baño para abrir la puerta en un solo movimiento, esperando que todo haya sido una mala jugada de su mente y que la confusión lo estuviese engañando.

Sin embargo, no lo fue.

-¡Samuel!- fue lo único que pudo decir antes de abalanzarse sobre el nombrado para detener sus movimientos, los cuales nuevamente atentaban contra su vida. Las heridas de sus brazos habían sido reabiertas y sangraban con intensidad, causando que Guillermo desesperase más de lo que ya estaba -¡Para!- ordenó mientras intentaba tomarlo de las muñecas para evitar que siguiese lastimándose, cosa que parecía no poder conseguir.

-¡Déjame, Guillermo!- a pesar de que sus brazos estaban cubiertos de sangre y que el menor intentaba detenerlo, Samuel quería seguir lastimándose -¡Suéltame!- con lágrimas en los ojos, Guillermo empujó al contrario contra uno de los muros y lo sostuvo con fuerza allí, evitando así que pudiese moverse -¡Solo déjame morir!