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-¿Señor y señora De Luque?- preguntó el hombre que había salido de la habitación de su hijo, el cual iba vestido de la misma manera que el doctor Mars –Mi nombre es Cristian Pedraza- le tendió la mano a la mujer, seguido de su esposo y por último Guillermo; los tres dieron su nombre al estrechar la mano contraria -Pasaré a estar a cargo del tratamiento psiquiátrico de Samuel- los tres asintieron –Quisiera hablar con ustedes a cerca del estado del paciente y también plantear algunas cuestiones sobre el tratamiento que llevaremos de ahora en adelante.

-Nosotros...- dijo Amelia mirando a su esposo –queríamos comentarle algunas cosas también.

-Oh, sí. Sebastián... lo siento, el doctor Mars me comentó al respecto. ¿Me acompañan? Preferiría continuar esta conversación en mi oficina- la pareja asintió agradecida y Guillermo suspiró con desilusión al caer en la cuenta de que quedaría fuera de aquella conversación –Síganme.

El menor vio a los tres girar sobre sus talones y comenzar a caminar por el pasillo, por lo que decidió desviar la vista y no contemplar cómo, a pesar que le había pedido que no lo hicieran, lo dejaban fuera de algo relacionado con la salud del chico al que amaba. Suspiró con fuerza y miró con determinación la puerta cerrada de la habitación de su novio, consciente de que no podía hacer otra cosa más que esperar por indicaciones, ya sea por el doctor Mars como por el psiquiatra. Sin embargo, un delicado toque en su hombro lo obligó a mirar nuevamente por donde se habían ido sus compañeros, encontrándose con la mirada arrepentida de Amelia. Los dos hombres, unos pasos más adelante, esperaban de pie.

-Ven con nosotros, por favor- miró a su esposo, lo vio asentir y devolvió la mirada al más joven –Mereces saberlo.

Deathbeds [Wigetta]Where stories live. Discover now