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Su cuerpo había tardado un poco en reaccionar, pero al caer en la cuenta de lo que le estaban pidiendo cerró su portátil y salió disparado hacia el hospital, importándole poco que no podía realmente hacerlo. La madre de Samuel había sido clara, concisa y no había dado demasiadas explicaciones, simplemente había usado cinco palabras para expresarse y había cortado la llamada casi de repente, haciendo que su corazón latiese con velocidad no solo por el ejercicio que estaba haciendo, sino también por el miedo.

Ven al hospital, por favor.

Recibió un par de regaños cuando cruzó la puerta principal y entró corriendo, pero poco le importó. Subió los escalones de dos en dos hasta llegar a la zona de psiquiatría, donde Amelia lo esperaba con lágrimas en sus ojos y una leve sonrisa en su rostro, la cual logró confundirlo.

-¿Qué sucedió? ¿Samuel está bien?- preguntó una vez llegó a su lado, recibiendo un par de lágrimas temerosas cayendo del rostro ajeno.

-Habló- dijo la mujer tras pestañear varias veces, mostrándose desestabilizada. Estaba asustada por lo que vendría ahora pero, de cierta forma, feliz de poder tener contacto con su hijo -Pudimos verlo, José está con él ahora.

-¿En serio?- preguntó sintiendo sus ojos llenarse de lágrimas -Oh, joder, al fin- comentó con alivio, sintiéndose tranquilo de repente.

-Quiere verte- agregó, causando que Guillermo sintiese el suelo bajo sus pies temblar ante lo inesperado de aquellas palabras -Quiere verte.

Deathbeds [Wigetta]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora