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-¿Sucede algo?- preguntó Guillermo al encontrarse con la mirada perdida de Samuel sobre su rostro.

Llevaban varios minutos observándose a oscuras y en silencio, analizando cada detalle del otro mientras intentaban conciliar el sueño. Aquello se había vuelto una rutina, algo que debían hacer aunque hubiesen discutido durante el día.

-Eres muy lindo- confesó el mayor con una sonrisa pequeña, la cual hizo que los labios de su novio se curvaran -¿Cómo puedes estar conmigo?

Guillermo apretó los labios, aún sonriendo. No era la primera vez que hacia ese tipo de preguntas estando a punto de dormir, por lo que ya tenía una respuesta más o menos elaborada. Las pastillas a veces lo confundían y hacían que preguntase lo mismo una y otra vez, pero sabía que gran parte se debía a esa inseguridad agobiante que invadía el pecho y los pensamientos del mayor.

-Porque te amo- contestó seguro.

-Sigo sin entenderlo- su mirada bajó por un par de segundos para volver a los ojos del menor, ahora sin poder sostener su sonrisa -Estoy roto y aún me amas...

-Y lo seguiré haciendo...

-¿Aunque cargue con cortes, delirios y un rostro cansado?

El menor sonrió con más amplitud. Tomó con delicadeza una de las muñecas de su chico y, con cuidado de no lastimarlo, acercó la piel a su boca.

-Aunque cargues con cortes- besó la muñeca derecha de Samuel con mimo, sintiendo como sus labios se amoldaman a las heridas -delirios- soltó su brazo y se acercó a él para depositar un beso en su frente -y un rostro cansado- depositó sus labios sobre sus mejillas y finalizó en su boca, besándola con lentitud -Te amaré pase lo que pase.

Samuel sonrió grande, mostrando incluso parte de su dentadura.

Su pecho dolía, pero ahora sabía que se debía a la felicidad.

Guillermo lo hacía feliz.

Deathbeds [Wigetta]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora