Deathbeds [Wigetta]

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-¿Y tu?- preguntó Mangel luego de una larga charla -¿Qué te trajo hasta aquí?

Samuel se lo pensó un poco, acomodando sus ideas antes de hablar. Intentó repasar todo desde el comienzo, intentado recaudar la mayor cantidad de información posible para hacer el relato claro, conciso y sincero. Después de todo, ellos habían sido más que abiertos en cuanto a sus historias, por lo que consideraba que debía hacer lo mismo.

-Bueno...- rascó su nuca un par de veces y suspiró -Fue... un intento de suicidio- a pesar de que su mirada estaba clavada en la mesa, sabía que sus compañeros lo miraban con pena -Cuando era adolescente, me diagnosticaron con depresión y...- pausó -Después de lo que pasó hace poco... bueno... llegaron a la conclusión de que también sufro algún tipo de psicosis- mordió sus labios con fuerza, aguantando la vergüenza y la sensación de ser juzgado -No p-podía estar solo así que...- suspiró -los doctores consideraron que era mejor estar a-aquí- levantó la mirada levemente, encontrándose con la de los chicos sobre él; lo miraban con pena, casi de la misma manera en la los había estado mirando a ellos todo el tiempo -Espero... no cagarla esta vez.

El silencio perduró entre los tres por unos cuantos segundos, los cuales Samuel utilizó para tranquilizarse. Se notaba a leguas que los chicos tenían más experiencia exteriorizando su situación ya que no los había visto tan afectados como él se sentía.

-Es curioso que te hayas topado con nosotros, ¿sabes?- dijo Alejandro de repente, mostrando una pequeña sonrisa que a Samuel sorprendió -Es decir, un depresivo y un esquizofrénico... es como si el destino quisiese que todos nos entendamos- rió bajito -Bueno, más que el destino, como si Mangel quisiese que todos nos entendamos- los dos rieron, calmando considerablemente el palpitar del recién llegado.

Quizás el destino (o Miguel) quería que las cosas, de una vez por todas, comenzasen a ser un poco más sencillas.